Prosperidad divina

Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra.  1 Reyes 17:2

La palabra profética fue para una mujer viuda, y su jóven hijo, que no tenían más que un poco de harina y aceite, para hacer un pan para ellos. Esto era lo último que les quedaba para comer, eran pobres, pero el hombre de Dios dijo: "hazme a mí primero de lo que tienes una pequeña torta cocida y traemela, y después harás para ti y para tu hijo."
La instrucción de Dios es poner en orden nuestras prioridades, en primer lugar está Dios y su obra y luego nosotros. El propósito que Dios tenía para la viuda y su hijo era que fueran el sostén financiero del Profeta, porque había hambre en toda la tierra, por causa de la sequía, el Señor determinó que por medio de está mujer que él le daría sustento al hombre de Dios, y por consiguiente ella y su hijo serían prosperados!
¿Cómo una viuda, y su jóven hijo podían sostener al hombre de Dios, si ni ellos mismos tenían para comer? Solo por el poder sobrenatural de Dios!
La mujer fue sensible a la voluntad de Dios, al recibir la instrucción del Profeta obedeció sin cuestionar, actuó en fe sin dejar que el razonamiento, anule la bendición.
Muchos están sufriendo un tiempo de escasez, fracaso financiero, el dinero no les alcanza, por más que sus salarios aumenten, aún así la escasez continua. Son hijos de Dios, pero no está disfrutando la bendición de prosperidad divina, no están creyendo, son dominados por el miedo, y se aferran a lo poco que les queda, la duda anula el poder de la fe en Dios, y las deudas crecen y el dinero no alcanza.
La viuda de Sarepta, fue una mujer valiente y fiel y por causa de su fe, por oír la palabra de Dios por medio del profeta, se desató la bendición en su casa, tras la promesa de Dios y la obediencia, la viuda de Sarepta no solo próspero para poder comer ella, su hijo y el profeta, sino que además fue tan abundante la bendición que terminó vendiendo alimentos a sus vecinos, en medio del hambre y la sequía ella superó la escasez y se convirtió en proveedora de bendición!
No tengas miedo de dar primero a Dios, no pienses que esto te empobrece, recuerda la ley espiritual, "antes de la dádiva es la demanda" si le das a Dios lo que es de Dios, él no fallará en derramar bendición hasta que sobre y abunde! Los obedientes, la gente de fe disfrutará abundancia en tiempos de escasez. 


¡Bendiciones! 

P. ADMonegal.

Por fe

Pues vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos.
(2 Corintios 5:7) (NTV)

La base nuestra vida de fe es justamente vivir por fe, de esta forma somos transformados en hombres y mujeres renovados por el poder de Dios, nos convertimos al Señor.
Es verdad que como seres humanos vivimos por lo que creemos, y eso se manifiesta en los hechos y palabras de la gente, lo que tú crees determina tu naturaleza, la esencia de tu ser está en lo que tú crees. En común oír a las personas hablar de fe, aunque nunca leyeron la Biblia, porque tienen un falso concepto de la fe, la fe no es positivismo tampoco es una filosofía de vida, y no tiene nada que ver con las virtudes humanas, no es motivación, tampoco es fuerza de voluntad. La verdadera fe de la que habla la Biblia, es la fe en Dios, ¿Qué significa esto? Que la fe no es un método para obtener lo que queremos, no para obligar a Dios a darnos lo que pedimos, para creer en Dios hay que tener fe que él existe, entonces tenemos la certeza que según la naturaleza misericordiosa de Dios, su bendición nos alcanzará, estamos convencidos de que si oramos recibiremos de Dios lo que él quiere darnos según su voluntad, porque Dios hace como él quiere, la fe consiste en creer en Dios, sus promesas, y su naturaleza, lo demás lo hace el Señor.
Como no podemos ver a Dios, pero creemos en él, vivimos haciendo su voluntad, somos hijos de Dios, somos lo que creemos. Lo que vemos puede ser contrario a la voluntad de Dios, puede que veamos algo bueno, pero nuestra fe está puesta en nuestros Padre celestial. "Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento." Salmo 23:4 eso es de aunque ande en el valle de muerte,( lo que veo) no temeré.... Tu vara y tú cayado me alentarán ( lo que no se ve) así vive un hijo de Dios, con la mirada puesta en la eternidad, sin mirar la crisis, confiando en Dios.

ADMonegal

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El Justo y el impío

Salmo 1
 1  Qué alegría para los que no siguen el consejo de malos, ni andan con pecadores, ni se juntan con burlones; 
 2  sino que se deleitan en la ley del SEÑOR meditando en ella día y noche. 
 3  Son como árboles plantados a la orilla de un río, que siempre dan fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se marchitan, y prosperan en todo lo que hacen.
 4  ¡No sucede lo mismo con los malos! Son como paja inútil que esparce el viento. 
 5  Serán condenados cuando llegue el juicio; los pecadores no tendrán lugar entre los justos.
 6  Pues el Señor cuida el sendero de los justos, pero la senda de los malos lleva a la destrucción.

Este es el primer Salmo del libro de los salmos, el tema principal es el contraste entre los justos y los malos, o los que sirven a Dios y los enemigos de Dios. 
Los primero tres versículos hablan sobre la felicidad de aquellos que se esfuerzan por agradar a Dios, que no se unen con los incrédulos, ni se mezclan con los que hacen los malos, son fieles a su Dios en todo. Estas al ser obedientes a Dios, disfrutan de sus beneficios, son como árboles junto a las aguas, siempre están verdes, y fuertes. Los hijos de Dios siempre están bendecidos, en cualquier situación, Dios los ayuda siempre. La clave de estos árboles, son sus raíces, profundas que beben las aguas del río, que representa al Espíritu Santo. La vida de intimidad con Dios, son como las raíces de un árbol, no se ve pero tiene un efecto determinante en la apariencia de sus hojas, un hijo de Dios que tiene profunda intimidad con Dios tiene una vida de poder, la unción del Espíritu Santo, el poder de Dios siempre se está moviendo a su favor. Los últimos versículos hablan sobre el final de los incrédulos, aunque parezca que les va bien, y tengan triunfos temporales, su fin está marcado por la condenación eterna. 
Aprendemos con esta palabra que como hijos de Dios, debemos tener cuidado de asociarnos con los incrédulos, mucho menos con gente pagana y corrupta, aunque si oramos por ellos para que Dios los guíe al arrepentimiento, si permanecemos con ellos corremos peligro de caer, y ser arrastrados por sus maldades perdiendo la invaluable bendición de Dios. También aprendemos que las raíces de una relación profunda, en el secreto con Dios, conectados al Espíritu Santo, son la clave para llevar una vida que agrada a Dios, en fidelidad con aquel que nos amó desde la eternidad.
Que el Señor te guarde en todos tus caminos, y te llene de paz!


P. ADMonegal