Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.(Efesios 5:1)
Imitar a Dios sería una tarea imposible sin Jesús, porque él es la revelación de Dios, que se manifestó en forma humana, para que veamos a Dios semejante a nosotros. Jesús es nuestro modelo a seguir, el maestro de quien debemos aprender a vivir, es el Señor a quien debemos obedecer en todas sus demandas, es el amigo entrañable con el que siempre podemos contar, es nuestro buen pastor, nuestro hermano mayor. Imitemos a Jesús en su obediencia al Padre, en su amor por Dios y por nosotros, Jesús dijo: aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas (Mateo 11:29 b)
Somos hijos de Dios, así que tenemos que ser semejantes a nuestro Padre, como dijo Jesús: Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.(Mateo 5:48)
Imitar a Dios como hijos, es una elección, es la intención interior de ser como nuestro papá celestial, que privilegio ser hijos e hijas de Dios!