La unidad

Marcos 3:24-25
 24  Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. 
 25  Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer.

La división es la estrategia que usa satanás para destruir familias, parejas, iglesias y naciones completas. Hay un dicho popular que dice: "divide y triunfarás" y Jesús  lo reveló, en estos versículos del evangelio de Marcos. Hoy vivimos en un mundo dividido, socialmente, políticamente y espiritualmente; hay guerras entre países, y todo tipo de violencia por causa de las divisiones que hay en el mundo. Las últimas décadas con los cambios culturales, aumentó drásticamente el número de familias ensambladas, parejas que se divorcian de sus primeros matrimonios para formar otra familia es algo común. Los problemas ideológicos, con el aumento de las comunicaciones aumentaron, la palabra de Dios se cumple. Debemos luchar contra la división, claro que no podemos pensar todos de la misma forma, hay diferentes pensamientos y culturas, pero las diferencias comunes no son un obstáculo para la unidad. El Apóstol Pablo habló de la diversidad que existe en la iglesia, hay hermanos que tienen diferentes dones, ministerios, culturas, idiomas, pero todos ellos forman la unidad del cuerpo de Cristo, que es la iglesia. El diablo divide para destruir,   el Señor Jesús unidad, en Dios por medio del Espíritu Santo. Jesús declaró que sus discípulos deben estar unidos para que el mundo crea en Dios. 
En este día debemos orar por todas esas cosas que nos dividen, en nuestra familia, y en cualquier ámbito, identificar las causas y buscar en oración las estrategias divinas para erradicar las divisiones.
En la unidad está la estabilidad, la paz, el bienestar, y la bendición de Dios por sobre todas las cosas.

El centro del universo

Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 


Vivimos para la gloria de Dios, Jesús es el centro de nuestra vida, ahora que somos hijos de Dios. Ya no estamos preocupados por nuestra conveniencia, no buscamos ser alguien buscando la gloria de este mundo, todo eso hacíamos antes de conocer a Dios. 
En la antigüedad los observadores del cielo pensaban que el sol giraba alrededor de la tierra, pero con el tiempo descubrieron que estaban equivocados, porque la verdad es que la tierra gira alrededor del sol. 
Así el ser humano piensa que Dios está fuera de nosotros, que Dios es algo secundario, el egocentrismo es la base de todas las conductas  erróneas, que llevan a las personas a vivir equivocadamente, vacíos en su interior, pensando que ellos son el centro del universo, eso es vanagloria. Pero en Cristo entendemos quién él es el centro del universo, y nosotros giramos en torno a Él. Desde la postura correcta, podemos corregir nuestra escala de valores, y entender que todo gira alrededor de Dios, el centro del universo.
Solo desde esta perspectiva es posible caminar alineados a la voluntad de Dios, y vivir en unidad con nuestros hermanos. El egoísmo,  no permite vivir en unidad, pero cuando Dios es el centro, ya no hay motivos para la rivalidad, en Dios todos somos primeros en él.
Consideramos a los demás como superiores que nosotros, porque vemos en ellos la imagen de nuestro Señor y podemos vivir en unidad, dejando que Dios ordene todas las cosas, no tenemos cuidado de que alguien pueda levantarse sobre nosotros, porque Dios dice que todos somos iguales delante de Él.
Esa es la base de la convivencia en la iglesia del Señor, Jesús es la Cabeza, el centro de la iglesia, el Espíritu Santo es el que da vida al cuerpo, y vivifica a cada miembro, ordenando a cada uno en el lugar que Dios determinó para ellos. La unidad depende de sujetarse a Dios, y al hermano que Dios puso para que nos sometemos a él, y así bajo la autoridad de Dios, vivimos en perfecta bendición, y podemos disfrutar de los anticipos del Reino de Dios. 
Cambia el centro de tu vida, destrona tu yo personal, y entrona a Jesús el centro del universo en tu corazón.

Una palabra para valientes

Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? (Juan 11:40)

Está pregunta de Jesús se dirige a tí, en cada mal momento de tu vida, cuando te detienes en tu avance hacia la menta que te propusiste alcanzar, cada vez que bajas los brazos, y miras al cielo pensando: no puedo más, ayúdame Señor.
Cuando oras diciendo: ¡no puedo más! Cuando dices a Dios ¿porque no puedo lograrlo?
Una de las más grandes bendiciones que disfrutamos los hijos de Dios, es el don de la fe, tan pequeño como un grano de mostaza, pero tan poderoso que traslada montañas, y tú lo tienes. Las limitaciones de nuestra mente y emociones, y la oscuridad de este mundo nos presentan una realidad negativa, si dejamos que estas cosas nos dominen, ahogarán nuestra fe en aquel que dijo: todo es posible para aquel que cree (Mateo 9:23) Dios te dió talentos, tienen virtudes y habilidades, que son tesoros de Dios, además de la presencia del Espíritu Santo, es hora que despiertes del sueño y te veas como Dios te ve, para poder ver y creer plenamente en Jesús, para dejar de bajar los brazos, y llenarte de de esa fe que impulsa a la meta de tus sueños en todas las áreas de tu vida. Si hoy estás ante un imposible (para tí) Jesús te dice: no te dije que si crees verás la gloria de Dios?