El banquete de Dios

Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. (Salmo 23:5)

Así Dios bendice a los que descansan en él, no es humanamente fácil dejar todo, queremos tener el control de todas las cosas, pero cuando aprendemos a dejar que Dios haga su obra en nuestra vida, todo cambia! 
La mano de Dios es imparable, es constante, avanza como el tiempo, como el sol no deja de cumplir su propósito alumbrando al mundo. Cuando nos entregamos al propósito de Dios, la bendición es inevitable, imparable, como el fluir de un río, entonces nos volvemos a contemplar lo que Dios está haciendo, en nuestros seres queridos, en los hermanos en la fe, en nuestro entorno, en todas las cosas que deseamos según su voluntad, y en lo que no queremos Dios está actuando. Cuando vivimos en ese nivel de fé, es inevitable la amenaza de los enemigos de Dios, pero eso no nos preocupa, porque sabemos que Dios es nuestra defensa, y él nos prepara un banquete delante de los angustiadores, cuanto más nos atacan más nos bendice Dios, y más crujen los dientes los enemigos.

Aprende a disfrutar disfrutar del viaje, no te preocupes tanto por lo que vas a hacer, no te afanes descansa en tu Dios, contempla lo que Dios ya está haciendo a tu favor, y en todo lo que te rodea, abre los ojos de la fé, y deja que el Espíritu Santo te lleve a otro nivel de madurez en el Señor, Dios está preparando un banquete para tí.

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