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La verdadera fe

Hebreos 11:1
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

Este texto bíblico es una verdad divina, un tesoro de revelación para los hijos de Dios, en él podemos recibir la luz de la verdad de Dios que hace libre a quien la recibe, toda la palabra de Dios tiene el mismo efecto en los saben usar la fe como un receptor de las verdades divinas.
Pero los que no profundizan en la palabra de Dios, los que solo leen como un libro más, no pueden recibir el poder del Espíritu Santo, que ilumina y activa la promesa, el consejo, o la enseñanza de Dios, porque solo reciben lo que leen o escuchan de Dios en su intelecto, a nivel de la razón, y allí no opera la fe de Dios.
La fe es un don divino, Dios da una medida de fe para que podamos creer en un principio, pero solo la da a los que abren su corazón a Dios, reconociendo que están perdidos sin  Jesús, saben que  necesitan a Jesús,  y lo buscan con desesperación porque sienten el abismo de la perdición eterna abrirse bajo sus pies, y saben que el único que puede rescatarlos es Jesús.

Esa es la condición de los que reciben fe divina, que se convierte en una certeza interna, de recibir lo que esperan de parte de Dios.
Todo lo que necesitamos de Dios está en su mano, pero solo podemos tomarlo si tenemos fe para recibirlo, de otra forma no recibiremos nada de Dios. 
¿Cómo podemos comenzar a buscar y recibir la fe que mueve montañas? De rodillas, humillados delante de Dios, clamar y rogar que el tenga misericordia de nosotros, y nos salve por su gracia. 
Con Dios no se negocia, no se hacen tratos con el Señor, no hay excepciones, no condiciones que podamos poner para servirle, tampoco podemos coaccionar a Dios, ni lograr que nos de lo que queremos. El es Dios, es Rey de reyes, hace lo que él quiere, y nada puede torcer su voluntad, por eso si queremos recibir de Dios debemos pedirle, en el nombre de Jesús, clamar, y humillarnos delante de él, solo en la relación correcta, y en la postura correcta, él como Señor y nosotros como esclavos, podemos recibir esa fe que mueve montañas. 
¿Quiere esa fe? Cree, humíllate, y clama a tu Dios.


Ap. Aldo

Creé

Isaías 54:1 (BTX)

"¡Alégrate estéril,
la que no da a luz!
¡Prorrumpe en júbilo y da voces, la que no tiene dolores de parto!
Porque más son los hijos de la desamparada,
Que de la que tiene marido, dice YHVH" 

La Biblia está llena de promesas de Dios para los que creen. Los milagros no son milagros si hay una posibilidad de hacer algo sin la intervención de Dios. Los milagros hablan de algo que es imposible de cambiar en lo natural, hasta que lo divino toma el control, y hace posible lo imposible!
Jesús hizo muchos milagros, que modificaron el estado de personas y circunstancias, que ya no tenían solución, personas ciegas de nacimiento, recibieron la vista, leprosos incurables fueron sanados, paralíticos de nacimiento volvieron a caminar, muertos de varios días fueron resucitados, mujeres con enfermedades en su aparato reproductivo fueron sanadas. 
Jesús trajo el reino de los cielos a la tierra, allí no hay enfermedad, ni muerte, ni esterilidad, ni odio, ni maldad, ni pecado.
Las promesas de Dios hablan de hacer posible lo imposible, la llave para acceder a los milagros es creer en Jesús, y someterse a su Reino.
Si estás necesitando un milagro, debes saber que el mundo te dirá que es imposible, que los milagros no existen, que todo es pura fantasía, pero Dios hoy quiere darte un milagro, depende de vos, creer sin  dudar, o continuar en tu imposibilidad.
"Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?" (Juan 11:40)


¡Bendecido Domingo!

P. Aldo Daniel Monegal