El secreto del éxito

1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; 
 2  Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.
 3  Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.

El secreto de la bendición está en hacer lo que a Dios le agrada, ser un hijo de Dios significa seguir la pisadas del Padre. No juntarse con personas que viven cometiendo errores, robando, mintiendo, haciendo toda clase de injusticia. 
El camino de los pecadores conduce a la muerte, y tiene que ver con andar contra las leyes de Dios. Los que viven de críticas, de murmuraciones, o aquellos que viven burlándose de los demás, que solo hablan mal de todo el mundo y se reúnen para criticar, juzgar y condenar al prójimo, en muchas ocasiones a los hijos de Dios y a sus siervos, estos son los escarnecedores.
Seguir a Jesús es voluntario, amar a Dios, conocer su naturaleza de amor hace que andemos en su voluntad, atesorar su Palabra, y vivir según sus instrucciones, estás cosas hacen que seamos personas benditas, nada puede marchitar la bendición de los justos, somos sanos, la vida fluye en nuestro interior, el río del que bebemos es el Espíritu Santo nuestras raíces son profundas, son nuestras fe en Cristo,  y nos llevan a buscarlo en oración, en la comunión con los hermanos, así beberemos de sus aguas. La promesa final para los hijos de Dios es: ¡todo lo que emprendas prosperará! 
Está palabra deja claro cuál es el secreto del éxito, estar plantado como un árbol junto a las aguas del Espíritu Santo, esto es convicción de fe en Dios que es más firme que un árbol, con profundas raíces que llegan a beber las aguas del río de Dios. Los hijos de Dios florecen en todo tiempo, más allá de las crisis, ellos prosperan, siempre quedan en pie después de la tormenta, y tienen una vida fructífera, aunque el terreno sea estéril para otros. En este día procura ser como el árbol que está plantado junto a las corrientes del río de Dios, y disfrutarás de vida en abundancia! 


P. Aldo Daniel Monegal.

Tu escudo

Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza. 
Salmo 3:3

No hay forma de ser heridos si nuestro escudo es el Señor. Cuando nos refugiamos en Dios, no hay ataque posible que pueda alcanzarnos. Si nuestro refugio no está en Dios, estamos expuestos, no hay seguridad, posible. Las palabras Refugio y seguridad se traducen en confianza y paz para los hijos de Dios. Está palabra (Salmo 3:3) habla del escudo y continúa declarando que nuestra gloria está en Dios , no buscamos lo nuestro, todo lo que hacemos y pensamos es para la gloria de Dios, no hay preocupación por lo que nos dicen, si nos critican , nos difaman, porque no interesa nuestra gloria, sino la gloria de Dios, cuando actuamos así, todo lo que nos hacen a nosotros se lo hacen al Señor y él se encargará de dar el pago a sus enemigos. Finalmente Dios es quien levanta mi cabeza! Él nos rescata de la humillación, nos alienta cuando estamos desanimados, y hace que andemos con la frente en alto, porque Él levanta nuestra cabeza.
Está es una oración, y también es una declaración de fe, pero además es un arma, una espada muy afilada, que debemos usar para herir al enemigo, cuando nos oprime cuando trae personas que lanzan serpientes con sus bocas, que nos quieren humillar, el enemigo (el diablo y sus demonios) desea destruirnos, que andemos con la cabeza baja, quiere que dejemos de glorificar a Dios. Por eso sí ahora estás sintiendo opresión, te invito a declarar en voz alta este versículo del Salmo 3:3. Y el enemigo huirá en el nombre de Jesús, no creas las mentiras del diablo, ¡cree en la palabra de Dios! 


P. Aldo Daniel Monegal.

Prosperidad divina

Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra.  1 Reyes 17:2

La palabra profética fue para una mujer viuda, y su jóven hijo, que no tenían más que un poco de harina y aceite, para hacer un pan para ellos. Esto era lo último que les quedaba para comer, eran pobres, pero el hombre de Dios dijo: "hazme a mí primero de lo que tienes una pequeña torta cocida y traemela, y después harás para ti y para tu hijo."
La instrucción de Dios es poner en orden nuestras prioridades, en primer lugar está Dios y su obra y luego nosotros. El propósito que Dios tenía para la viuda y su hijo era que fueran el sostén financiero del Profeta, porque había hambre en toda la tierra, por causa de la sequía, el Señor determinó que por medio de está mujer que él le daría sustento al hombre de Dios, y por consiguiente ella y su hijo serían prosperados!
¿Cómo una viuda, y su jóven hijo podían sostener al hombre de Dios, si ni ellos mismos tenían para comer? Solo por el poder sobrenatural de Dios!
La mujer fue sensible a la voluntad de Dios, al recibir la instrucción del Profeta obedeció sin cuestionar, actuó en fe sin dejar que el razonamiento, anule la bendición.
Muchos están sufriendo un tiempo de escasez, fracaso financiero, el dinero no les alcanza, por más que sus salarios aumenten, aún así la escasez continua. Son hijos de Dios, pero no está disfrutando la bendición de prosperidad divina, no están creyendo, son dominados por el miedo, y se aferran a lo poco que les queda, la duda anula el poder de la fe en Dios, y las deudas crecen y el dinero no alcanza.
La viuda de Sarepta, fue una mujer valiente y fiel y por causa de su fe, por oír la palabra de Dios por medio del profeta, se desató la bendición en su casa, tras la promesa de Dios y la obediencia, la viuda de Sarepta no solo próspero para poder comer ella, su hijo y el profeta, sino que además fue tan abundante la bendición que terminó vendiendo alimentos a sus vecinos, en medio del hambre y la sequía ella superó la escasez y se convirtió en proveedora de bendición!
No tengas miedo de dar primero a Dios, no pienses que esto te empobrece, recuerda la ley espiritual, "antes de la dádiva es la demanda" si le das a Dios lo que es de Dios, él no fallará en derramar bendición hasta que sobre y abunde! Los obedientes, la gente de fe disfrutará abundancia en tiempos de escasez. 


¡Bendiciones! 

P. ADMonegal.

Por fe

Pues vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos.
(2 Corintios 5:7) (NTV)

La base nuestra vida de fe es justamente vivir por fe, de esta forma somos transformados en hombres y mujeres renovados por el poder de Dios, nos convertimos al Señor.
Es verdad que como seres humanos vivimos por lo que creemos, y eso se manifiesta en los hechos y palabras de la gente, lo que tú crees determina tu naturaleza, la esencia de tu ser está en lo que tú crees. En común oír a las personas hablar de fe, aunque nunca leyeron la Biblia, porque tienen un falso concepto de la fe, la fe no es positivismo tampoco es una filosofía de vida, y no tiene nada que ver con las virtudes humanas, no es motivación, tampoco es fuerza de voluntad. La verdadera fe de la que habla la Biblia, es la fe en Dios, ¿Qué significa esto? Que la fe no es un método para obtener lo que queremos, no para obligar a Dios a darnos lo que pedimos, para creer en Dios hay que tener fe que él existe, entonces tenemos la certeza que según la naturaleza misericordiosa de Dios, su bendición nos alcanzará, estamos convencidos de que si oramos recibiremos de Dios lo que él quiere darnos según su voluntad, porque Dios hace como él quiere, la fe consiste en creer en Dios, sus promesas, y su naturaleza, lo demás lo hace el Señor.
Como no podemos ver a Dios, pero creemos en él, vivimos haciendo su voluntad, somos hijos de Dios, somos lo que creemos. Lo que vemos puede ser contrario a la voluntad de Dios, puede que veamos algo bueno, pero nuestra fe está puesta en nuestros Padre celestial. "Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento." Salmo 23:4 eso es de aunque ande en el valle de muerte,( lo que veo) no temeré.... Tu vara y tú cayado me alentarán ( lo que no se ve) así vive un hijo de Dios, con la mirada puesta en la eternidad, sin mirar la crisis, confiando en Dios.

ADMonegal

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El Justo y el impío

Salmo 1
 1  Qué alegría para los que no siguen el consejo de malos, ni andan con pecadores, ni se juntan con burlones; 
 2  sino que se deleitan en la ley del SEÑOR meditando en ella día y noche. 
 3  Son como árboles plantados a la orilla de un río, que siempre dan fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se marchitan, y prosperan en todo lo que hacen.
 4  ¡No sucede lo mismo con los malos! Son como paja inútil que esparce el viento. 
 5  Serán condenados cuando llegue el juicio; los pecadores no tendrán lugar entre los justos.
 6  Pues el Señor cuida el sendero de los justos, pero la senda de los malos lleva a la destrucción.

Este es el primer Salmo del libro de los salmos, el tema principal es el contraste entre los justos y los malos, o los que sirven a Dios y los enemigos de Dios. 
Los primero tres versículos hablan sobre la felicidad de aquellos que se esfuerzan por agradar a Dios, que no se unen con los incrédulos, ni se mezclan con los que hacen los malos, son fieles a su Dios en todo. Estas al ser obedientes a Dios, disfrutan de sus beneficios, son como árboles junto a las aguas, siempre están verdes, y fuertes. Los hijos de Dios siempre están bendecidos, en cualquier situación, Dios los ayuda siempre. La clave de estos árboles, son sus raíces, profundas que beben las aguas del río, que representa al Espíritu Santo. La vida de intimidad con Dios, son como las raíces de un árbol, no se ve pero tiene un efecto determinante en la apariencia de sus hojas, un hijo de Dios que tiene profunda intimidad con Dios tiene una vida de poder, la unción del Espíritu Santo, el poder de Dios siempre se está moviendo a su favor. Los últimos versículos hablan sobre el final de los incrédulos, aunque parezca que les va bien, y tengan triunfos temporales, su fin está marcado por la condenación eterna. 
Aprendemos con esta palabra que como hijos de Dios, debemos tener cuidado de asociarnos con los incrédulos, mucho menos con gente pagana y corrupta, aunque si oramos por ellos para que Dios los guíe al arrepentimiento, si permanecemos con ellos corremos peligro de caer, y ser arrastrados por sus maldades perdiendo la invaluable bendición de Dios. También aprendemos que las raíces de una relación profunda, en el secreto con Dios, conectados al Espíritu Santo, son la clave para llevar una vida que agrada a Dios, en fidelidad con aquel que nos amó desde la eternidad.
Que el Señor te guarde en todos tus caminos, y te llene de paz!


P. ADMonegal 

Cambiemos el mundo

 29  Jesús contestó: —El mandamiento más importante es: “¡Escucha, oh Israel! El SEÑOR nuestro Dios es el único SEÑOR.
 30  Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”.
 31  El segundo es igualmente importante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Ningún otro mandamiento es más importante que éstos. (Marcos 12:29-31 NTV)

Está es la base sobre la que se apoya la verdadera fe, estos mandamientos forman la estructura de la adoración a Dios, y son la plataforma para establecer su reino.
El versículo 29 es el Shema de Israel, una declaración, sobre quién es Dios, dice que el verdadero Dios, el Eterno, es único. Para nosotros es una declaración de fe, que nos recuerda que tenemos un Señor, que es único, y solo a Él debemos servir.
El segundo mandato dice que debemos amar a Dios, en el centro de nuestro ser. Notamos que las tres áreas de nuestro ser, corazón, alma, y mente deben amar a Dios, en el espíritu el lugar más íntimo, en nuestra alma, donde están la base de nuestra personalidad, emociones y pensamientos. Y nuestras fuerzas, son todo lo que hacemos en esta vida, el andar cotidiano, las palabras que decimos, nuestros hechos debe manifestar el amor a Dios. El amor a Dios, es la columna vertebral de la fe, es la raíz de la devoción a Dios, amar a Dios nos ubica en el centro de su voluntad. El segundo mandato es amar al prójimo, como a nosotros mismos, este mandato no puede ser posible sin el primero. El amor al prójimo es amor a Dios, porque el prójimo es la imagen de Dios y fue creado por él, como nosotros somos imagen de Dios, creados por él para su gloria. Amar a Dios es amar toda su creación, amar al prójimo y a nosotros mismos es el fundamento del Reino de Dios.
Entender esta revelación, nos lleva a la verdadera adoración a Dios, en Cristo, nos coloca en su voluntad, nos introduce a su Reino, de paz, amor y gozo en el Espíritu Santo. La solución a los problemas de la humanidad están en estos mandamientos, si las naciones guardaran esta ley, el mundo cambiaría totalmente. Como hijos de Dios tenemos la responsabilidad de dar a conocer la voluntad de Dios, somos los precursores del reino, cambiemos el mundo con el amor de Dios.


P. ADMonegal

La providencia divina

 Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de los que lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos. (Romanos 8:28)

Este es un versículo muy citado entre los cristianos, que leen la Biblia. Cada vez que pasamos por dificultades, o que las cosas no salen como esperamos usamos este versículo, como una forma de confesar nuestra confianza en Dios.

¿Cuáles son los alcances de la verdad que declara este versículo para nosotros hoy?

✓Pablo escribió este versículo en un contexto donde habla de los verdaderos creyentes que viven alineados a la voluntad de Dios .

✓Los versículos anteriores hablan sobre la perseverancia en la fe, y sobre la ayuda especial del Espíritu Santo, al ayudarnos a pedir lo que nos conviene cuando oramos.

✓Los versículos siguientes hablan sobre la elección de Dios, al escogernos antes de que el mundo fuese.

✓Dios ya nos eligió, nos Justificó y nos ha glorificado, todo esto está en verbo presente, porque es un hecho de Dios aunque todavía no lo veamos.

Al estudiar el contexto de este versículo, llegamos a entender que no se aplica a cualquier persona, no es para los incrédulos, ni tampoco para los que llevan una vida espiritual dudosa. 
Analizando el versículo podemos observar que en primer lugar dice: "Y Sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien" La palabra nos está diciendo que la Divina Providencia actúa en todo momento. Dios está cuidando, proveyendo y defendiendo a sus escogidos siempre.
Después dice: "Todas las cosas cooperan para el bien de los que le aman" está afirmación habla de "los que aman a Dios" es uno de los pocos versículos donde se habla del amor de los hijos al Padre. Siempre se hace énfasis en el amor de Dios por sus hijos, pero aquí se habla del efecto que tiene el amor de los hijos al Padre. Esto tiene que ver con el primer mandamiento: "amarás al Señor tu Dios..." Entonces entendemos que esta bendición es para los que aman a Dios, es para los escogidos, no es para cualquiera.
Por último dice: "Y son llamados según el propósito que él tiene para ellos" hay dos claven en esta última parte del versículo, dice los llamados, en los que Dios busca llevarlos a su propósito. 
En conclusión, la providencia de Dios hace que todo coopere para que sus hijos, que le aman, alcancen su propósito. Las condiciones para que está palabra se cumpla en nosotros es, ser llamados, escogidos y amar a Dios por sobre todas las cosas, que sus propósitos sean los nuestros y se cumplan en nuestra vida.


P. ADMonegal