Job 19:25-27
Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo;
Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios;
Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.
Esta declaración de Job, es un himno a la fe y la esperanza, de un hombre que lo había perdido todo, sus bienes materiales, su familia, hasta su salud, y con todos los problemas emocionales que está situación generó en Job, se sumó la desaprobación de sus amigos, la injuria de su propia esposa, y el juicio de toda la gente que contemplaba su tragedia, desde lejos.
Pero Job era un hombre que tenía convicciones, muy profundas, él sabía quién era el, y tenía muy en claro quién es Dios. Job era un hombre muy estricto, en cumplir con la voluntad de Dios, ofrecía ofrendas al Señor continuamente, por el y por su familia, aún rogaba a Dios por si sus hijos habían pecado. Evidentemente la devoción de Job era tremenda.
A pesar de esto Job, estaba pasando por una terrible prueba, y alguien pudiera pensar: ¿De que le sirvió a Job, ser tan devoto? Si se piensa con una lógica humana llegaríamos a la conclusión de que es inútil ser un adorador de Dios, ya que hacerlo no libra a la gente de pasar por dificultades.
Pero Dios no actúa según la lógica del hombre, debemos tener en cuánta que la fe que hay en nosotros debe ser probada, como el oro, y la situación que estaba viviendo Job era una prueba. Toda la vida de obediencia y reverencia a Dios que Job cultivo, hizo que su fe crecierea de tal forma que pudiera soportar está terrible prueba, y salir en victoria. Y así sucedió, Job salió victorioso, Dios lo restauró, y le fue devuelto todo lo que había perdido, mucho más abundantemente, y fue mucho más fuerte que antes, porque la prueba lo perfeccionó.
Su convicción y su fe en que Dios es fiel, y que sería su redentor, levantándolo del polvo, y contemplándolo con sus propios ojos, le dio la victoria. Esta palabra nos enseña que en medio de la dificultad más grande que podamos atravesar, debemos acordarnos de la declaración de job : Yo sé que mi Redentor vive!
Pastor Aldo Daniel Monegal
Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo;
Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios;
Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.
Esta declaración de Job, es un himno a la fe y la esperanza, de un hombre que lo había perdido todo, sus bienes materiales, su familia, hasta su salud, y con todos los problemas emocionales que está situación generó en Job, se sumó la desaprobación de sus amigos, la injuria de su propia esposa, y el juicio de toda la gente que contemplaba su tragedia, desde lejos.
Pero Job era un hombre que tenía convicciones, muy profundas, él sabía quién era el, y tenía muy en claro quién es Dios. Job era un hombre muy estricto, en cumplir con la voluntad de Dios, ofrecía ofrendas al Señor continuamente, por el y por su familia, aún rogaba a Dios por si sus hijos habían pecado. Evidentemente la devoción de Job era tremenda.
A pesar de esto Job, estaba pasando por una terrible prueba, y alguien pudiera pensar: ¿De que le sirvió a Job, ser tan devoto? Si se piensa con una lógica humana llegaríamos a la conclusión de que es inútil ser un adorador de Dios, ya que hacerlo no libra a la gente de pasar por dificultades.
Pero Dios no actúa según la lógica del hombre, debemos tener en cuánta que la fe que hay en nosotros debe ser probada, como el oro, y la situación que estaba viviendo Job era una prueba. Toda la vida de obediencia y reverencia a Dios que Job cultivo, hizo que su fe crecierea de tal forma que pudiera soportar está terrible prueba, y salir en victoria. Y así sucedió, Job salió victorioso, Dios lo restauró, y le fue devuelto todo lo que había perdido, mucho más abundantemente, y fue mucho más fuerte que antes, porque la prueba lo perfeccionó.
Su convicción y su fe en que Dios es fiel, y que sería su redentor, levantándolo del polvo, y contemplándolo con sus propios ojos, le dio la victoria. Esta palabra nos enseña que en medio de la dificultad más grande que podamos atravesar, debemos acordarnos de la declaración de job : Yo sé que mi Redentor vive!
Pastor Aldo Daniel Monegal
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