Conocerlo a Él

vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;

al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad;

a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.

1 Pedro 1:5-8



Conocer a Dios es la meta en este camino en Cristo, y el motivo de la vida Eterna. Y Dios preparó todo lo necesario para que alcancemos la meta. Bendiciones para este tiempo, y para la vida venidera, por la gracia de Dios por su amor y misericordia, fuimos llamados para ser participantes de la naturaleza divina. Sabiendo esto, tenemos que estar firmes, y fortalecidos en nuestro Padre Celestial y nuestro Señor Jesucristo, gozosos en todo tiempo, con el ánimo bien en alto siempre y sin desmayar por nada. Nada es imposible para Dios, así que estamos siempre confiados en su poder y su misericordia. 

Es verdad que los problema no son agradables, también es cierto que no es fácil vencer el miedo, o el desaliento, todos tenemos sentimientos de frustración, o desánimo, pero la palabra nos confronta con nuestra debilidad, nos muestra que no es bueno permanecer en ese estado, que donde terminan nuestras fuerzas comienza el poder de Dios. La Biblia está llena de palabras de aliento y fe, es posible que lleguemos a pensar que aquellos hombres de Dios eran diferentes a nosotros, cuando vemos nuestra situación y pensamos: "cómo voy a salir, o cómo encontrar la solución" nuestra excusa es: bueno nosotros no somos "Pedro" no somos como aquellos Apóstoles. Y aparecen las palabras "yo no puedo" y nos rendimos nuevamente a la situación, negándose  también a recibir la ayuda de Dios.

La verdad es que aquellos hombres tenían nuestras mismas debilidades y flaquezas, ellos sentían el dolor físico y espiritual, y sufrían muchas veces el desaliento, como nosotros, y hay testimonio en la escritura.

Cada vez que el Apóstol Pablo se sintió desanimado el Señor estuvo con él: Hechos 23:11 "A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma".

El Señor ánimo a Pablo, Dios sabe que nos calentamos con frecuencia, pero siempre está él, con nosotros para alentarnos a seguir.

Tenemos de esforzarnos y sobreponernos a lo negativo, estamos en un proceso y nuestra actitud es determinante, tenemos que ser valientes y seguir pese a todo, nosotros somos los que generamos el cambio, desechando lo negativo y fortaleciendo lo bueno de Dios en nosotros. Por este motivo, agregamos estas siete virtudes que el Apóstol Pedro nos enumera en los versículos de 1 Pedro 1:5-8, primeramente porque nuestra meta es el propósito de Dios, para nosotros,  y parte de ese propósito es conocerlo a Él. Esta palabra habla de que no debemos permanecer "ociosos" en cuanto a su conocimiento, siempre debemos estar activos en el ejercicio espiritual, orando, estudiando su palabra, sirviendo, y esforzándonos por generar los cambios necesarios para crecer espiritualmente.

Antes de bajar los brazos, y dejar que las circunstancias te aplasten, debes saber que Dios está contigo, pero también que tú debes luchar, tienes que tomar una actitud proactiva en pos de tu victoria, no importa que las fuerzas disminuyen, sigue adelante, deja de decir no puedo, mejor declara lo que dijo el Apóstol Pablo: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:13.

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