Nuestra Fe

Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Judas 1:3


La palabra de Dios dice que es necesario defender la fe que fue dada una vez a la iglesia, de los que atacan sus bases con falsas doctrinas, normas humanas, y creencias que tienen que ver más con leyendas que con la verdad de Dios. En este versículo Judas se refiere a la fe, en el sentido de credo, es decir, ¿en qué creemos? ¿como creemos? ¿cuales son los límites de nuestras fe? Todo lo que tiene que ver con la piedad que profesamos. 
Claro que la base principal de nuestra fe está en la palabra de Dios, pero tenemos que reconocer que una mala interpretación de la Biblia, provoca errores y falsas doctrinas, cuando los hombres usan la Biblia para afirmar lo que ellos quieren decir, en lugar predicar lo que la Biblia dice.

Nuestra fe también descansa sobre la base de nuestra experiencia personal con Dios, el testimonio de nuestro encuentro con el Señor, su llamado, nuestras vivencias con Jesús deben estar alineadas a la palabra de Dios. 
Nuestra fe tiene bases sólidas, en las personas de la Trinidad, y en las sagradas escrituras, todo lo que salga fuera de estos límites, y que provenga de otra fuente, no puede determinar nuestra doctrina de fe. Judas vivía en los inicios de la iglesia, y hablo de los peligros que acechan la fe, hoy existen esos mismos peligros, por lo tanto debemos defender la fe verdadera, tal como nos fue dada por nuestro Señor Jesús. Hay que ejercitar el espíritu, alimentar cada día nuestro hombre interior con el maná del cielo, estudiar las escrituras, y conocer cuáles son los peligros que amenazan la fe de la iglesia, para ponerlos en evidencia. Si nos conducimos correctamente en la fe de nuestro Señor Jesús, seremos luz en este mundo de tinieblas, y estaremos firmes, y seguros sobre la roca.


Pastor Aldo D. Monegal

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