Imitar a Papá
Iglesia en Antioquia
El ejemplo de Nehemías
Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas. (Nehemías 4:14)
El libro de Nehemías, continúa el relato histórico de la restauración de Jerusalén después de la cautividad de Israel en Babilonia. Nehemías fue un líder nato, su autoridad, estrategia, organización, disciplina y perseverancia, son un ejemplo a seguir. El abrazó el propósito de Dios, de restaurar a su nación, y Dios lo respaldó en la tarea, El motivo de sus esfuerzos, la razón que le daba sentido a su vida, estaba ligado a la voluntad de Dios.
Cuando meditemos en este texto bíblico, y dejamos que el Espíritu Santo nos ilumine, llegamos a ver que hay una similitud entre el contexto del relato histórico con la actualidad de la iglesia, comparemos por un momento la tarea del pueblo, el liderazgo, y la oposición de los enemigos de Dios, con la actualidad de la iglesia, y tendremos un cuadro de la situación, más una guía para avanzar en el propósito de Dios.
Hoy como parte de la iglesia, somos constructores del Reino de Dios, la iglesia debe edificarse en la tierra como el centro de adoración a Dios. Cada uno de nosotros como hijos de Dios, sentimos el deseo del Señor de levantar los muros de edificar la ruinas de la comunión entre Dios y los hombres, Jesús es nuestro Nehemías. La restauración comienza por el templo, que es el lugar de adoración y comunión con Dios, en tiempos de Esdras, y se desarrolla hacia afuera, levantando la ciudad y los muros de defensa. Hay enemigos que se oponen a la obra de Dios, amenazan a los obreros, y a los líderes, infunden temor al pueblo. El peligro de un ataque es inminente, el contexto que describe el libro de Nehemías es semejante al contexto en el que vivimos los cristianos hoy.
Si no levantamos los muros, estamos indefensos, y nuestra familia está indefensa, los que amamos dependen de nuestra actitud, fé y obediencia, porque luchamos contra un enemigo que quiere destruirnos. Nuestro Nehemías, Jesús nos dice: "pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas." La palabra de Dios nos revela la situación, no podemos relajarnos y pensar que el mundo, fuera de la voluntad de Dios, es un lugar bueno para nosotros, no caigamos en el engaño de creer que podemos ser amigos del mundo, porque si hacemos eso, nos volveremos enemigos de Dios. La mentira, el engaño, lo ilusorio, es el arma espiritual que usa satanás para matar a los creyentes. Pero la buena noticia es que mientras estemos dentro de los muros, edificando en el propósito de Dios, un lugar para vivir, disfrutar para siempre, "el Señor Grande y Temible" nos cuidará.
De alguna forma, nosotros somos los Nehemías de este tiempo, para nuestra familia y amigos, para los desconocidos también, y para la iglesia. El versículo que leemos hoy, comienza diciendo: "Después miré, y me levanté y dije.." Hay tres acciones, que marcan una iniciativa, "mirar" es ver tomar conciencia de la situación, la revelación del Espíritu Santo nos hace ver al mirar su palabra. Después dice: "me levanté" una vez que entendemos la revelación de Dios, no podemos quedarnos quietos, sin hacer nada. La tercera acción: "y dije" es comunicar, a los demás que debemos trabajar en equipo, solos no podemos, necesitamos de nuestros hermanos, familia, amigos, líderes, familia de fé. Está acción de comunicación, también tiene que ver con predicar el evangelio, decir al mundo la verdad de Dios.
En Conclusión:
Observa toma conocimiento, dile a Dios que te revele su voluntad, levántate no te quedes inactivo, es tiempo de poner manos a la obra, por Dios, por tus seres queridos, y por tu salvación. Y habla no te quedes en silencio, declara la palabra de Dios, canta alabanzas, ora, predica, como portavoz del Señor. No tengas miedo, del enemigo, no te intimidades por nada, acuérdate del Señor que es más grande y poderoso, que cualquier enemigo o circunstancia, nada es imposible para el que cree en Dios.
La confianza que da vida al hombre
Elías y los Profetas de Baal
Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.(1Reyes 18:21)
La inseguridad genera indecisión, la falta de firmeza en las convicciones y principios por los que decidimos vivir no le agradan a Dios, y más cuando decidimos seguir a otro Dios. El Señor dice que hay que decidir con quién estamos, no se puede servir a dos señores, dijo Jesús. La inseguridad también afecta la vida de las personas, en todo lo que hacen, no saber decidir con firmeza que hacer, qué camino elegir, todo el tiempo estamos tomando decisiones. El origen de la inseguridad y la falta de decisión está en nosotros mismos, los temores, las emociones negativas, la baja autoestima, son factores que influyen en nuestra toma de decisiones. Pero hay una causa mayor y es el pecado, que arruina todo lo que hacemos, decimos y pensamos. Jesús dice vengan a mí, porque él es el verdadero camino a seguir, y el pecado no tiene poder sobre nosotros cuando estamos en Jesús. El verdadero Dios, que provee todo lo que necesitamos para esta vida y la venidera es Jesús, pero es necesario tomar la firme decisión de servirlo a Él. Dios es celoso, no quiere compartirlos con nadie, busquemos a Dios con convicción, con fidelidad, cueste lo que cueste Dios no fallará en su fidelidad a nosotros. El profeta Elias logró demostrar quien era el verdadero Dios, nosotros en el presente ya sabemos quién es el verdadero Señor, ya lo demostró, cuando venció a la muerte, y resucitó para darnos vida eterna junto con él. Mirando el milagro de resurrección, como los israelitas vieron caer fuego del cielo en el altar de Elías, debemos declarar hoy: yo sigo al verdadero Dios en el nombre de Jesús!
El Reino de Dios
Unánimes
Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía! (Salmo 133:1)
La unidad es el deseo de Dios para sus hijos, cuando pensamos en la unidad divina nos encontramos con que el trino Dios es uno, Padre, Hijo y Espíritu Santo, el misterio de la Trinidad se revela en su palabra y nos habla de una unidad que va más allá de la comprensión humana. Como hijos de Dios, tenemos que entender el llamado a la unidad, el salmo 133 habla de lo bueno que es ver la unidad entre los hermanos, pero si lo contrario a la unidad es la división entonces tenemos una referencia bíblica, y sin dudas la unidad es la voluntad de Dios.
Cuando Jesús oró por los discípulos (Juan 17) pidió al Padre por la unidad de la iglesia. En la unidad está la bendición, la victoria y la vida eterna, dice su palabra. Cuando Dios derramó el Espíritu Santo, el día de Pentecostés, la iglesia estaba "unánime" orando, Jesús dijo dónde hay dos o tres reunidos en mi nombre yo estaré, además dijo si dos se ponen de acuerdo para orar, lo que pidan lo recibirán, y así encontramos este principio de unidad en toda la Palabra de Dios, desde Génesis cuando Dios habla de la unión entre Adán y Eva para ser una sola carne, hasta el apocalipsis en las bodas del cordero, que revela la unión eterna de la iglesia con el Señor. Entendiendo esto tenemos que luchar por la unidad en todo, en la familia en nuestro entorno, y en la iglesia, por sobre todo vivir unidos a la iglesia, nuestro vínculo con el Señor viene por medio de la unión con la iglesia. En este día desechamos toda división, y busquemos la unidad en todo porque es la voluntad de Dios, allí se derrama la bendición y la vida eterna.
Salmo 133:3
Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna.
P. Aldo