Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.
Juan 12:3
En este relato de la palabra de Dios María nos enseña como se adora al Señor, ella tenía grandes motivos para adorarlo Jesús siempre que visitaba la ciudad de Betania se quedaba en la casa de María, ella tenía dos hermanos, Marta y Lázaro que era amigo de Jesús, en una ocasión Lázaro enfermó y murió, pero después de estar cuatro días en la tumba, Jesús lo resucitó desde entonces muchos creyeron en el Señor con este milagro.
Jesús se quedó a cenar en casa de María y mientras ella servía, decidió hacer algo por Jesús.
Tenía guardado un perfume que valía mucho dinero, casi el sueldo de un año de trabajo, seguramente lo guardaba para una ocasión especial en su vida, pero esa noche ella sintió que para eso había guardado aquel valioso perfume. Hay cosas que atesoramos para nosotros, y son valiosas, a veces ni sabemos para qué momento las guardamos, quizá sea hora de entregar en ofrenda al que lo dio todo por nosotros, María había recuperado a su hermano de la muerte, gracias al Señor, un milagro que no tenía precio, merecía una ofrenda valiosa.
Pero hay cuatro claves en este verso que debemos aprender para que nuestra vida se llene del perfume de la presencia de Dios.
Primero el Servicio ella servía la mesa en la cena, segundo la humillación ante el Señor, se arrodilló para derramar el perfume en sus pies, tercero la ofrenda, algo valioso que demos de corazón y que honre a Dios pude ser material o no, pero la palabra de Dios dice: honra a Jehová con tus bienes, y cuarto sacrificio, puso su cuerpo en sacrificio al secar con sus cabellos los pies del Señor.
Si existen estas cuatros claves que aprendemos de la vida de María, nuestra vida se llenará del perfume de Cristo, no te preocupes si alguien se levanta contra ti cuando rindes tu vida al Señor, Judas crítico a María diciendo que era un desperdicio derramar el perfume en los pies de Jesús, pero él dijo que donde se predique el Evangelio se contará lo que ella hizo aquella noche, fue uno de los pocos regalos que recibió Jesús.
Aveces es necesario dar a Dios en vez de pedir, generalmente estamos pidiendo a Dios siempre que nos bendiga que nos de esto o aquello, pero poco es lo que damos al Señor. María entendió que era momento de dar en vez de pedir, y fue muy oportuna porque sin darse cuenta estaba preparando al Señor para su sepultura.
Demos lo mejor al Señor, dediquemos un tiempo de alabanza, humillarnos ante Él, él se encargará de defendernos y bendecirnos. Busquemos el reino de Dios y todo lo que necesitamos lo recibiremos de Él.
A.D. Monegal