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Señor y Rey

Romanos 14:7-9

 7  Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 
 8  Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.
 9  Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.

Jesús es Señor, en el más alto concepto de la palabra Señor, por eso se escribe está palabra con mayúscula. Las tradiciones religiosas, y la cultura occidental banalizó la palabra Señor, y el concepto bíblico de la palabra se pierde. Debemos pensar en Jesús como un gran Rey que está en su trono, lleno de poder y de gloria, al que nadie puede resistir, así es Jesús ahora. 
Esto significa que la obediencia a su palabra es incuestionable, porque él es el gran Rey, y si decidimos vivir bajo su soberanía, es porque aceptamos sus demandas. Nadie puede ser parte de un reino sin aceptar las leyes y normas de su constitución.
Solo un cambio de perspectiva interior nos puede ayudar a cambiar de actitud, hacia el Señor Jesucristo.
Otro aspecto del Rey, es que una de las características principales de su reinado es el amor, la base sobre la que se apoya el Reino de Dios, es el sacrificio de Jesús como un cordero, por amor a los perdidos de este mundo. El es un Rey poderoso y soberano, pero su rasgo principal es el amor, seguido de la Justicia en un perfecto equilibrio. 
El murió por nosotros, los que ahora somos sus súbditos, decidimos entregarle a él nuestra vida, fidelidad,  amor y obediencia, así como el lo hizo con el Padre Eterno, dejando ejemplo para nosotros.
Para nosotros vivir es Cristo, y morir es ganancia, porque el amor de Jesús es nuestro mayor tesoro.
Si decidiste ser un discípulo súbditos del Rey, ahora tu vida le pertenece, y tu muerte también, ahora tiene sentido tu vida y la paz, el gozo y el amor están asegurados para vos, porque estás descansando en las manos del Todopoderoso Jesús el hijo de Dios. Vive tu vida para él.


P. Aldo