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Recibe ayuda

Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.
Salmo 55:22

Todos tenemos la nesecidad de recibir ayuda, y más de parte de Dios. Reconocer nuestras debilidades, es ser humildes, no pedir ayuda, a Dios en medio de la dificultad es síntoma de soberbia. También necesitamos la ayuda de otras personas, para tal fin Dios creó la familia porque fuimos creados para vivir en comunión con Dios y nuestros semejantes. El Rey David sabía que solo no podría cumplir el propósito de Dios, y cuando fue desterrado, perseguido por el rey Saúl, se refugió en una cueva solo, después fueron llegando uno a uno, todos los que estaban en su misma situación, afligidos y desamparados, pero él no se aisló, se unió a ellos y fue su líder, sabía que con la ayuda de Dios y el trabajo en equipo, lograría la victoria, allí se formó el ejército que luego se llamó los valientes de David.
La aflicción nos lleva a la soledad, el aislamiento y la idea de no aceptar ayuda de nadie, así se manifiesta la soberbia en nosotros, la idea de autosuficiencia personal, el desconfiar de todos, por causa de la frustración, el desengaño y las traiciones. El pedir ayuda, para algunos es síntoma de debilidad, pero en cuanto a Dios la biblia dice que lo débil de Dios es más fuerte que nosotros, siempre seremos más débiles que Dios por lo tanto, nesecitamos su ayuda. La persona soberbia es débil, y esto es síntoma de resentimiento, como un animal herido que ataca a todo lo que se acerca, y rechaza toda ayuda terminando en un profundo aislamiento, aplastada por las cargas tan pesadas, que ella misma se impone.
David sufrió toda clase de ataques, fue herido, perseguido y traicionado, pero no cerró su corazón, era un hombre de guerra muy valiente, sabía vencer el temor, tenía actitud de líder, un hombre temido por sus enemigos, sus capacidades lo podrían haber llevado a la soberbia, y decir no necesito nada de nadie, no necesito a Dios. Pero este hombre tenía un secreto, en su intimidad pedía a Dios que lo ayudará, sabía que dependía de el, tenía un corazón humilde para buscar a Dios.
Debemos aprender de esta palabra, que no podemos llevar solos las cargas, que no podemos ganar la guerra sin un ejército. Jesús formó a doce discípulos para que sirvan en equipo, la iglesia es una familia todos dependen de Dios y se ayudan los unos a los otros.
Libérate de la autosuficiencia, busca la ayuda de Dios y entrégale tu carga, Dios mismo te ayudará y te levantará.

Pastor, Aldo Daniel Monegal.

Dejando las cargas

Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.
Salmo 55:22

Cuántas cosas cargamos sobre nuestros hombros, las responsabilidades de nuestros hogares, la economía de la familia, el cuidado de los que están bajo nuestra guarda, el mantenimiento de nuestros bienes, el pago de las deudas, el alimento diario. Hay cargas que no deberíamos llevar, cosas de las que nos hicimos cargo sin que nos corresponda. Y se suman las cosas personales, que se transforma en cargas, los dolores físicos, los problemas emocionales, y los espirituales. Si hacemos un recuento de todo lo que llevamos sobre nosotros, nos daríamos cuenta que no es posible soportar tanto peso. Así la sociedad de hoy vive oprimida, y aplastada bajo el peso de los problemas, tomando pastillas para estar tranquilos, sin poder conciliar el sueño por las noches. Así está el mundo en el que vivimos, lleno de gente que no encuentra el alivio, la ayuda que los libere de sus cargas. Pero hoy Dios te dice: "echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará", entrega tu problema a Dios, la causa de tu tristeza, entrega a Dios el temor al futuro, la amenaza de las deudas, la falta de trabajo, la enfermedad, Jesús dijo: "vengan a mí los que están trabajados y cansados y yo los haré descansar", tenemos que estar dispuestos a echar nuestras cargas sobre El, aprender a descansar en sus brazos. Dios promete sustento, el dice todo lo que te haga falta yo te lo daré, no te preocupes yo soy tu proveedor. Los justos no serán desamparados, el Señor es su protección.

Ptr. Aldo