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El ancla

Hebreos 6:13-15

 13  Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, 
 14  diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente.
 15  Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa.


Abraham un hombre común, que vivía en una ciudad llena de idolatría, alejada del Dios verdadero, una sociedad que no tenía conocimiento del Creador, no existían las escrituras en su tiempo, solo la tradición oral, que hablaba de el Dios creador y se pasaba de boca en boca de padres a hijos. Abraham no tenía forma de encontrar el camino a Dios, por eso Dios se acercó a Abraham y le habló. Dios está interesado en nosotros, que caminamos en este mundo extraviados, palpando como ciegos, donde encontrar ayuda divina. Por eso Dios envió a Jesús, ahora todos sabemos que él es camino, verdad y vida, los tres tesoros que la humanidad necesita. 
Dios le habló a Abraham de una tierra nueva, un futuro, de bendición y abundancia, la condición para recibirlo era creer, confiar y esperar, obedecer. La Biblia dice que Abraham creyó a Dios, y por eso Dios lo justificó, cumpliendo todo lo que le había prometido. Abraham recibió bendiciones sin límites, y se convirtió en "el padre de la fe". Hoy el camino está abierto, Jesús es el medio por el cual Dios se acercó a nosotros, y el camino por el que vamos a su presencia, cuando oramos en el nombre de Jesús él nos oye, sus promesas están disponibles para nosotros, pero la llave es la fe, como Abraham debemos creer y obedecer, para alcanzar las promesas, todo lo que pidas en el nombre de Jesús te será hecho, espéralo, la fe y la confianza en nuestro Padre es el ancla de nuestra alma, estemos firmes creyendo, confiando y esperando en el Señor.