Dios camina con nosotros

Éxodo 33:14-15
Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.
Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.

Cuando tenemos el privilegio de experimentar la presencia de Dios en nuestra vida, se nos hace impensable vivir sin ella. Somos peregrinos, caminamos en la dirección que Dios nos señala, para alcanzar el propósito que él tiene para nosotros. Moisés estaba guiando a Israel rumbo a la tierra prometida, ellos eran esclavos en Egipto, pero Dios los libertó, para trasladarlos a la tierra de la libertad, y aunque tenían que cruzar un gran desierto Dios estaba con ellos.
Moisés entendió que sin Dios no podía enfrentar el desierto, sabía que el Señor le daba dirección, lo defendía de los enemigos, le daba identidad, de día los cubría del sol con una nube, de noche los alumbraba y les daba calor con una columna de fuego. Los alimentaba con pan del cielo, le proveyó de agua, de carne para comer, nada le faltaba a Israel en medio del desierto. Cuando Dios nos llama para que lo sigamos, no debemos preocuparnos, porque el ya proveyó todo lo necesario para nuestro camino, solo tenemos que confiar en Él plenamente, aprender a depender de Dios, no de nuestras fuerzas, ni de nuestro intelecto, tampoco de otras personas, ni de nada que le quite el primer lugar a Dios en nuestro corazón.
Vivir sin la presencia de Dios, trae confusión, falta de visión, estancamiento, falta de paz, y cansancio.
Jesús dijo: venid a mí todos los que están trabajados y cansados y yo los haré descansar. Cuando la Biblia habla de cansancio no se refiere solamente al cansancio físico, el descanso que Dios ofrece es la paz y la confianza de saber que aquel que nos guía, nos guarda y nos provee de todo está con nosotros, "y si Dios está con nosotros ¿quién contra nosotros?" El descanso de Dios es mucho más profundo, por eso el Señor dice a Moisés, "mi presencia irá contigo y te daré descanso" hoy Dios te lo dice a tí ! Y tú respuesta debe ser: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.

Ptr. Aldo D. Monegal

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