Pensamientos
Dormidos
«¿Por qué duermen? —les preguntó —. Levántense y oren para que no cedan ante la tentación». (Lucas 22:46)
Dormir en el momento equivocado puede ser peligroso, por ejemplo dormir en tiempo de batalla puede ser fatal. Jesús les preguntó a sus discípulos porque dormían, dando a entender que no era momento para dormir, porque estaban a punto de enfrentar una crisis, ellos corrían peligro de caer del propósito de Dios. La oración es un arma de guerra espiritual, pero también es una forma de adquirir fortaleza, unción, llenura del Espíritu de Dios.
Lo primero que hace un discípulo de Cristo, es orar para no caer en tentación, y tentación no solamente significa caer en algún pecado sexual necesariamente, pecar puede ser dudar de Dios, no creer en sus promesas, o reemplazar a Dios con ayuda humana, o de otra fuente ajena a Dios, también es negar a Jesús con tal de congraciarse con el mundo, o simplemente por temor.
Dormir es desconectarse del Espíritu Santo, hay quienes viven dormidos, fuera de la voluntad y sus bendiciones, el Apóstol Pablo dice: "Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos." (Romanos 13:11) Aquí se habla del sueño espiritual, o de dormír espiritualmente, lo contrario de dormir es velar, en el lenguaje Bíblico. No debemos entregarnos al sueño espiritual, el que se duerme no percibe nada en el espíritu, no advierte el peligro, y no escucha el llamado de Dios, de su Palabra y los mensajes del Espíritu Santo al corazón, por medio de sus siervos. Otra vez el Ap.Pablo vuelve a decir: "Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios." (1 Tesalonicenses 5:6) Necesitamos estar conectados con la iglesia, para poder ser advertidos, si caemos en el sueño espiritual. Dormir también nos lleva a vivir desenfocados, sin darnos cuenta, la persona que está dormida no advierte el pecado en su vida, no ve los errores que comete, y no siente el peso del Espíritu Santo llamando al arrepentimiento. Debemos orar y velar en vez de dormir, para no caer en la tentación de pecar contra Dios. Hoy la pregunta del Señor dice ¿Por qué duermen? No estás dedicando tiempo a la oración, dejaste de atender a la presencia del Espíritu Santo en tu vida, te da lo mismo ir no ir a la iglesia, estás bajo el sueño espiritual, pero es tiempo de despertar, es tiempo de levantarse y ponerse en pie para velar y orar en el nombre de Jesús! "Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo." (Efesios 5:14)
©Aldo D. Monegal
Milagros
Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
Juan 11:4
La enfermedad es un resultado del pecado del hombre, Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, para vivir por siempre sin envejecer, sin enfermedad ni muerte. Pero cuando entró el pecado en el mundo, por la desobediencia de Adam y Eva, todo cambio, la muerte, la enfermedad, la miseria y una lista de cosas que son fruto del pecado contaminó la creación de Dios.
Pero Jesús vino para arreglar las cosas, sanar a los enfermos, liberar a los cautivos y resucitar a los muertos. Hay creyentes que cuando están enfermos, o cuando se enferma alguien de la familia, piensan que es por desobedecer a Dios, pero en realidad debemos saber que Dios tiene el control de todo lo que nos pasá, y que él hace que todo se vuelva a favor de los que creen en él.
En la adversidad el Señor se glorifica, la enfermedad es para que el poder de Dios se manifieste, no pueden existir milagros sin adversidad. Por eso cuando Jesús se enteró que su amigo Lázaro estaba enfermo, dijo está palabra de Juan 11:4, pero además él no fue inmediatamente para sanarlo, esperó dos días, y Lázaro murió. Entonces Jesús fue y lo resucitó, dando toda la gloria a Dios, y demostrando que él es Dios.
En aquello que todos veían irreversible, algo imposible de solucionar, Dios se glorificó, porque nada es imposible para Dios, y para el que cree en él. Si pasas por una enfermedad, no te desanimes, declara que Dios te sana, y espera a que él se glorifique en tu padecimiento. ¡Cuando mayor es la prueba, más grande es el milagro!