Mostrando entradas con la etiqueta debilidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta debilidad. Mostrar todas las entradas

Fortaleza divina

“Yo soy tu Dios que te esfuerzo.” Isaías 41: 10.

Cuando somos llamados a servir o a sufrir, hacemos un inventario de nuestras
fuerzas, y descubrimos que son menores de lo que pensábamos, y menores de
las que requerimos.
Pero nuestro corazón no ha de abatirse en nuestro interior, ya que contamos con
una palabra como esta, en la que podemos apoyarnos, pues nos garantiza todo lo
que podamos necesitar. Dios tiene una fuerza omnipotente y Él puede
comunicarnos esa fuerza, y nos promete que lo hará. Él será el alimento para
nuestras almas, y la salud de nuestros corazones; y así, Él nos dará fortaleza. No
se puede saber cuánto poder pondrá Dios en un hombre. Cuando la fortaleza
divina viene, la debilidad humana ya no es más un obstáculo.
¿No recordamos épocas de trabajos y pruebas en las que recibimos tal fortaleza
especial que nos sorprendimos de nosotros mismos? En medio del peligro
conservamos la calma, ante la pérdida de seres queridos estábamos resignados,
ante la calumnia poseíamos dominio propio, y en la enfermedad éramos
pacientes. El hecho es que Dios provee una fortaleza inesperada cuando nos
sobrevienen pruebas inusuales. Nos levantamos por encima de nuestras débiles
constituciones. Los cobardes hacen papeles de hombres, los insensatos reciben
sabiduría, y a los silenciosos les es dado en el preciso instante lo que han de
hablar. Mi propia debilidad hace que me acobarde, pero la promesa de Dios me
vuelve valeroso. Señor, fortaléceme “conforme a Tu dicho.”

Charles Spurgeon

Nuevas fuerzas

Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció,
Daniel 10:18

Cuando alguien es tocado por Dios no vuelve a ser el mismo, Jesús es vida y todo lo que toca es renovado.
Cuando Dios creó el mundo, el Padre Celestial daba la orden " sea la Luz" y Jesús ejecutaba la acción.
Estamos rodeados de vida, la naturaleza y todo lo que hay sobre la tierra está lleno de vida, por el toque de la mano de Dios. Cada día necesitamos ese toque de su mano, es como el sustento de nuestro cuerpo, es como el aire que respiramos. Daniel estaba débil, su preocupación por la liberación del pueblo de Dios y el cumplimiento de la palabra Profética lo llevó a un cansancio extremo, no podía estar de pié cuando el mensajero de Dios llegó con la respuesta, amado que la ansiedad y la preocupación no te debiliten, la confianza en Dios nos mantiene firmes.
Si en este día te sientes debilitado abrumado por la larga espera, y las preocupaciones, hay alguien a tu lado que hoy te toca para darte fortaleza.
Pide al Señor que te toque, pide que te fortalezca, la Biblia dice: los que confían en Jehová tendrán nuevas fuerzas.

Aldo D. Monegal