Aviva el fuego.

2 Timoteo 1:6-8 (BTX)
 6  Por esta razón, te recuerdo que avives el fuego del don de DIOS que hay en ti por la imposición de mis manos.
 7  Porque no nos ha dado DIOS espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
 8  Por tanto, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, su prisionero; sino comparte conmigo el sufrimiento por causa del evangelio, conforme al poder de DIOS


La carta de un maestro a su discípulo, que también puede decirse que es la de un padre a un hijo en la fe de Jesús, nos deja ver instrucciones de Dios para nosotros. 
Debemos reconocer que en nuestro corazón habita el Espíritu Santo, como una llama de fuego que arde en una lámpara, así la presencia de Dios está en nosotros. Si recibiste a Jesús como tu Señor y Dios, si pediste perdón por tus pecados, y llevas una vida de arrepentimiento y santificación, esforzándote cada día para llevar una vida que agrada a Dios, entonces el Espíritu Santo está en tí.

Sin el Espíritu Santo, no es posible vivir en vida nueva, también es la fuerza que nos impulsa para servir al Señor, para adorarlo y hacer su voluntad y cumplir así con su propósito. El Espíritu Santo nos capacita con dones especiales, nos quita las inhibiciones y nos da la valentía para testificar delante de los incrédulos. El versículo siete indica el cambio de actitud que provoca la presencia del Señor en nosotros, una actitud de valentía no solamente para la vida, si observamos el contexto de esta palabra, vemos que el Apóstol Pablo se refiere al servicio a Dios, tres son las virtudes espirituales que nombra Pablo: poder, amor y dominio propio. Estas virtudes de espíritu están disponibles para los hijos de Dios, porque son indispensables para vivir en la dimensión del Espíritu Santo.

Pero debemos tener cuidado, de no dejar apagar el fuego, al contrario debemos avivar el fuego de Dios en nosotros, así estaremos activos, fuertes y gozosos cada día, con una visión de fe, frente a las situaciones que enfrentamos en la vida cotidiana, dando siempre testimonio de Dios, para su gloria. Esta es la actividad primaría de todo hijo de Dios, predicar la palabra sin vergüenza, dar testimonio de Jesús y no tener reparo en decir que somos sus discípulos, hablar de lo que Jesús hizo en nosotros, porque ese es parte del trabajo que hacemos para Dios. 
Así que recuerda que, Dios te dió un regalo muy importante, un don el Espíritu Santo está en tí, cultiva tu relación con él, toma conciencia de su presencia en tí, para que no se debilite la llama de Dios en tu corazón, habla con él y escúchalo, deja que te guíe, y tu vida cambiará de una forma extraordinaria. Vuelve a leer el texto, y trata de memorizar el versículo siete, para declararlo en voz alta, Dios te dió espíritu de poder, amor y dominio propio.

La iglesia

Hechos 2:43-47 (BTX)
 43  Y sobrevenía temor a toda alma, y muchos prodigios y señales milagrosas eran hechas por los apóstoles.
 44  Y todos los que creían  estaban juntos y tenían todas las cosas en común ,
 45  y vendían las propiedades y las posesiones y las distribuían a todos según la necesidad de cada cual. 
 46  Y perseverando unánimes cada día en el templo y partiendo el pan de casa en casa, compartían el alimento con alegría y sencillez de corazón, 
 47  alabando a DIOS, y teniendo favor entre todo el pueblo, y cada día el Señor añadía a ellos los que iban siendo salvos.


Qué imagen tan clara de la primera iglesia nos  muestra la Biblia, una comunidad que vivía el evangelio a flor de piel. En estos versículos está el núcleo, la esencia de la iglesia, voy a nombrar algunos de los principios cristianos de la iglesia, que deben permanecer siempre. 
Primero es la capacidad de asombro a los hechos de Dios, la actitud de vivir sorprendidos del poder, del amor y la misericordia del Señor, genera reverencia, y es la actitud correcta para servir y adorar el Señor. Lo segundo es resultado del primer principio, estaban muy unidos porque tenían todas las cosas en común, y como resultados vivían como una gran familia, compartiendo todo lo que tenían, para que nadie parezca necesidad.
Tercero, perseverancia, en las casas y en el templo, ejercitando la Piedad orando y recordando la palabra, enseñando a los más jóvenes, predicando a los no creyentes, la comunidad estaba en acción, alabando a Dios, congregados en cada momento.
Nótese el temor de Dios, la obediencia, el amor a los demás, el evangelismo hacia afuera, el espíritu de servicio a Dios, la presencia del liderazgo muy valorado por la iglesia, todos esos ingredientes estaban presentes, porque los creyentes tenían temor y reverencia a Dios, la intimidad con Dios en lo personal, genera una reacción en cadena de bendición hacia afuera.
La biblia es para que nosotros recordemos y tengamos presente las bases de la verdadera fe, y la esencia de la iglesia de Cristo.
La biblia es la palabra de Dios, que debemos estudiar, aprender y practicar, si cada uno de nosotros aprendemos y practicamos la palabra, la iglesia será enriquecida, transformada a la Imagen del propósito de Dios.
Oremos cada uno de nosotros, busquemos la intimidad, y el despertar en la iglesia de la que somos parte.

Pensamientos de Dios

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. (Jeremías 29:11)


Es palabra de Dios, sus pensamientos para con nosotros son de paz y de bendición, el Señor quiere que nos vaya bien, y hace toda su obra con este fin.
Cuando te desanimes, piensa en esta promesa, no creas que el Señor desconoce tu condición, Dios está en conocimiento de todo lo nos pasa, Jesús dijo que aún los cabellos de nuestra cabeza están contados. Nuestra mente limitada nos hace creer que Dios tiene cosas más importantes que hacer, que ocuparse de nosotros, pero es un gran error pensar así de Dios, él todo lo puede, todo lo sabe, y está en todo lugar, por eso es Dios, nuestro Creador y Padre.
"Mis pensamientos son de paz para darles el fin que esperan" ¿qué es lo que esperas? ¿Cuál es la bendición que quieres recibir? Dios está guiándote hacia esa meta, él derramará su bendición sobre tí. 
Es cierto que todos nosotros, tenemos momentos de angustia, incertidumbre, y a pesar de ser creyentes, no sabemos si Dios está actuando, o cuánto tardará en llegar su ayuda, por eso hoy nos dice, que sus pensamientos son de paz y bendición, debemos confiar, y elevar nuestra fe en Dios, el Espíritu Santo nos da la certeza, de que la bendición viene a nosotros porque Dios es fiel! 

La importancia de la santidad

Levítico 16:3-4 (NTV)

 3  »Cuando Aarón entre en la zona del santuario, deberá seguir fielmente estas instrucciones: deberá llevar un becerro para una ofrenda por el pecado y un carnero para una ofrenda quemada.
 4  Tiene que vestirse con la túnica de lino y la ropa interior de lino que se usa directamente sobre la piel. Amarrará la faja de lino a su cintura y se pondrá sobre la cabeza el turbante de lino. Estas son vestiduras sagradas, por lo que deberá bañarse con agua antes de ponérselas.


En el antiguo testamento, el servicio al Señor fue algo muy sagrado, una de las palabras que más describen está demanda de Dios es: "Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios" (Levítico 19:2)
La palabra que leemos en el inicio, son las instrucciones de Dios, para los sacerdotes de la orden de Aarón sobre como servir en el santuario, y entrar en el "Lugar Santísimo" que es un sector del templo, en donde estaba el arca del pacto, y se manifestaba la presencia de Dios. 
La santidad es lo más importante en el servicio a Dios, desde el antiguo testamento, hasta el día de hoy, se puede percibir en el grado de detalles que da palabra de Dios, que la santidad es una condición fundamental para poder acercarse a Dios. Es un error creer que está demanda disminuye en el nuevo testamento, porque la verdad es que Dios no cambia, él es Santo y exige que su pueblo sea santo desde los días del antiguo testamento hasta el presente, en el nuevo testamento encontramos una palabra del Apóstol Pedro: "porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo" ( 1 Pedro 1:16) 
La reverencia, el temor a Dios, la santidad son cosas que no cambian en las exigencias de Dios para su pueblo, alabar a Dios y servirle requiere santidad. 
Lo que es diferente es que ahora la santidad que debemos tener es mucho más profunda, porque Dios habita dentro de nosotros, ahora somos el templo de Dios. En la antigüedad todo tenía que ver con lo externo, lo visible, la ropa sacerdotal los objetos sagrados en el templo, los sacrificios de animales, y todos los rituales de adoración, la biblia dice que fueron: sombra de lo que estaba por venir (Hebreos 8:5)
Pero ahora en el nuevo pacto, el Espíritu Santo está dentro de nosotros, al ver lo que Dios exige al Sacerdote Aarón para poder entrar en su presencia, podemos darnos cuenta de la gran bendición que tenemos como hijos de Dios, porque el sacrificio de Jesús, y su sangre fue suficiente para hacernos santos, y poder entrar en la presencia de Dios. Nuestras vestiduras sacerdotales son dadas por Dios en el espíritu, la limpieza con el agua de la palabra de Dios, y la sangre de Cristo hacen que podamos entrar en la presencia del Señor, ¡Gloria a Dios!

Pero esto no significa que vivamos como queremos, somos justificados y salvos por Gracia de Dios, pero estamos en un proceso llamado Santificación, que dura toda la vida, en el vamos perdiendo la antigua naturaleza pecaminosa, y vamos creciendo en santidad, gracias a la nueva naturaleza que Dios creó en nosotros, y con la ayuda del Espíritu Santo. 
Hoy no podemos descuidar la Santidad, en todas las cosas, cuando leemos el antiguo testamento debemos recordar lo importante que es servir a Dios, con temor, con reverencia, en Santidad y siguiendo sus instrucciones.
Nuestro Padre es Santo, y nosotros debemos ser santos, en toda nuestra manera de vivir, y en la adoración a Dios sobre todo. Efesios 5:25b al 27 dice:
" 25 b ....así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 
 26  para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 
 27  a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha."
Oremos pidiendo a Dios que nos transforme, que podamos crecer en santidad, y vivir en bendición.
"Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor." (Hebreos 12:14)

El gran reformador

(El rey Josías- 2 Crónicas 34:3)
A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre; y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas, e imágenes fundidas.

El rey Josías comenzó su servicio a Dios cuando era un niño, sin duda Dios lo había escogido para un propósito y un tiempo específico.
La biblia dice que Josías fue un rey que se esforzó por restaurar el culto a Dios, se dedicó a quitar toda señal de devoción pagana del país, y arreglo el templo de Dios que estaba descuidado y lleno de cosas paganas. Josías obligó al pueblo de Israel a volverse a su Dios, después de leer el libro de Moisés que contenía el pacto de Dios con sus normas, sus condiciones, y las consecuencias de romper el pacto, que eran terribles para el pueblo de Dios, instruyó a los líderes a retomar sus deberes en el servicio a Dios. Josías dedicó su vida a honrar a Dios, y a restaurar el culto y la obediencia de su pueblo a la palabra del Señor, su historia y sus acciones son admiradas y recordadas por su pueblo, Israel, hasta el día de hoy.
Josías fue un reformador, porque en su reinado, reconstruyó su nación volviendo al diseño original de Dios, buscando un avivamiento espiritual.
El mensaje para nosotros en esta palabra es muy profundo, pero vamos a destacar algunos puntos que nos pueden guiar hacia un avivamiento. Lo primero es comenzar a buscar a Dios, en la intimidad, y con un corazón dispuesto. En segundo lugar, dejar todo lo que no es de Dios, las religiones paganas, las creencias falsas, el ocultismo, dejar atrás las costumbres que no se alinean a la voluntad de Dios, el pecado. Volver a la palabra de Dios, estudiarla y meditar en ella, y actuar influenciando nuestro entorno con la presencia de Dios, que está en nosotros. Seamos reformadores en este tiempo, como Josías, seamos celosos por las cosas de Dios, Josías tenía temor reverencial por Dios, y sabía que la única forma de vivir en bendición es haciendo su voluntad. Debemos tomar el ejemplo de hombre de fé como Josías, que aún siendo joven busco a Dios, y logró llevar a su pueblo a un tiempo de paz y bendición, en su reinado.
Los reformadores, buscan establecer el reino de Dios en la tierra, para llevar hacia la Paz y la vida a sus familias, ciudades y naciones, oremos para que Dios levante hombres y mujeres valientes como Josías, para que venga un avivamiento sobre nosotros en el nombre de Jesús.

El banquete de Dios

Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. (Salmo 23:5)

Así Dios bendice a los que descansan en él, no es humanamente fácil dejar todo, queremos tener el control de todas las cosas, pero cuando aprendemos a dejar que Dios haga su obra en nuestra vida, todo cambia! 
La mano de Dios es imparable, es constante, avanza como el tiempo, como el sol no deja de cumplir su propósito alumbrando al mundo. Cuando nos entregamos al propósito de Dios, la bendición es inevitable, imparable, como el fluir de un río, entonces nos volvemos a contemplar lo que Dios está haciendo, en nuestros seres queridos, en los hermanos en la fe, en nuestro entorno, en todas las cosas que deseamos según su voluntad, y en lo que no queremos Dios está actuando. Cuando vivimos en ese nivel de fé, es inevitable la amenaza de los enemigos de Dios, pero eso no nos preocupa, porque sabemos que Dios es nuestra defensa, y él nos prepara un banquete delante de los angustiadores, cuanto más nos atacan más nos bendice Dios, y más crujen los dientes los enemigos.

Aprende a disfrutar disfrutar del viaje, no te preocupes tanto por lo que vas a hacer, no te afanes descansa en tu Dios, contempla lo que Dios ya está haciendo a tu favor, y en todo lo que te rodea, abre los ojos de la fé, y deja que el Espíritu Santo te lleve a otro nivel de madurez en el Señor, Dios está preparando un banquete para tí.

La verdadera fe

Hebreos 11:1
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

Este texto bíblico es una verdad divina, un tesoro de revelación para los hijos de Dios, en él podemos recibir la luz de la verdad de Dios que hace libre a quien la recibe, toda la palabra de Dios tiene el mismo efecto en los saben usar la fe como un receptor de las verdades divinas.
Pero los que no profundizan en la palabra de Dios, los que solo leen como un libro más, no pueden recibir el poder del Espíritu Santo, que ilumina y activa la promesa, el consejo, o la enseñanza de Dios, porque solo reciben lo que leen o escuchan de Dios en su intelecto, a nivel de la razón, y allí no opera la fe de Dios.
La fe es un don divino, Dios da una medida de fe para que podamos creer en un principio, pero solo la da a los que abren su corazón a Dios, reconociendo que están perdidos sin  Jesús, saben que  necesitan a Jesús,  y lo buscan con desesperación porque sienten el abismo de la perdición eterna abrirse bajo sus pies, y saben que el único que puede rescatarlos es Jesús.

Esa es la condición de los que reciben fe divina, que se convierte en una certeza interna, de recibir lo que esperan de parte de Dios.
Todo lo que necesitamos de Dios está en su mano, pero solo podemos tomarlo si tenemos fe para recibirlo, de otra forma no recibiremos nada de Dios. 
¿Cómo podemos comenzar a buscar y recibir la fe que mueve montañas? De rodillas, humillados delante de Dios, clamar y rogar que el tenga misericordia de nosotros, y nos salve por su gracia. 
Con Dios no se negocia, no se hacen tratos con el Señor, no hay excepciones, no condiciones que podamos poner para servirle, tampoco podemos coaccionar a Dios, ni lograr que nos de lo que queremos. El es Dios, es Rey de reyes, hace lo que él quiere, y nada puede torcer su voluntad, por eso si queremos recibir de Dios debemos pedirle, en el nombre de Jesús, clamar, y humillarnos delante de él, solo en la relación correcta, y en la postura correcta, él como Señor y nosotros como esclavos, podemos recibir esa fe que mueve montañas. 
¿Quiere esa fe? Cree, humíllate, y clama a tu Dios.


Ap. Aldo