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Los desiertos de Dios

Y yo os he traído cuarenta años en el desierto; vuestros vestidos no se han envejecido sobre vosotros, ni vuestro calzado se ha envejecido sobre vuestro pie.

Deuteronomio 29:5


Los desiertos tienen mucho significado en la palabra de Dios, la región donde se desarrolló el relato bíblico, estaba rodeada de desiertos. Cuando Israel vivía en Egipto, bajo la esclavitud de faraón, Dios envío a Moisés para libertar a su pueblo, el gemido de su pueblo, y sus oraciones había llegado a los oídos del Señor. Dios se acordó de su pueblo, para liberarlo y llevarlo a la tierra de la promesa, tierra que fluye leche y miel. 

La liberación de Israel, es una figura de la liberación futura de la humanidad, redimida por medio de Jesús, para ser parte de la familia de Dios. Pero también tiene que ver con nuestra vida personal, en esta palabra hay una profunda enseñanza para nosotros, y tiene que ver con los desiertos.

Estando Cristo tenemos salvación y vida eterna, tenemos bendiciones para esta vida, y la vida eterna, Jesús es nuestra Tierra prometida. La enseñanza está en el hecho de que Israel, no llegó inmediatamente a la tierra prometida, al ser libertado, primero tuvo que atravesar el desierto, un camino que no podía durar más que unos días, se transformó en un viaje de cuarenta años. Los desiertos son lugares de transición, es un lugar de procesos, de grandes cambios, pero también de peligros, y necesidades, pero sobre todo son lugares donde Dios nos confronta, con nuestros propios pecados. Israel no pudo evitar pasar el desierto, pero finalmente alcanzó la tierra prometida, con una mente y un corazón renovado, y listos para disfrutar de toda la bendición. 

Hay una norma espiritual, y es que para lograr la victoria primero debemos atravesar el desierto, no hay forma de evitarlo, porque no podemos entrar en la nueva tierra sin ser transformados, no podemos vivir en el espíritu sin nacer de nuevo, no podemos vivir una vida de victoria si Jesús en el corazón. La mente no renovada no puede percibir las cosas de Dios, porque son espirituales, Dios es espíritu, tenemos que atravesar el desierto del proceso, donde no tenemos nada más que la ayuda de Dios, el lugar donde no hay otra cosa que podamos hacer más que buscar el Señor. Si estás en un desierto, no tengas temor, no te desesperes, no seas rebelde, todo esto solo aumentará el tiempo de permanencia en el desierto. Si eres paciente, y crees en el Señor, confía porque al final del desierto, te encontrarás con un río, y al pasar al otro lado estarás en la tierra de tu bendición. Dios te sustentará siempre, créeme que el desierto en necesario, y Dios siempre estará, más presente que nunca, no bajes los brazos, no te desanimes, la tierra prometida de tus bendiciones, es tan deseada que cuando estés en ella, el desierto será solo un recuerdo más, de tu camino andado y un tesoro de enseñanzas y sabiduría para disfrutar y compartir. El desierto es tu mejor campo de entrenamiento, para el propósito que Dios tiene para tí.

Aguas vivas

Porque Yo daré agua
al sediento que anda por el sequedal:
Derramaré mi Espíritu sobre tu simiente,
Y mis bendiciones sobre tus hijos.
Isaías 44:3

Los desiertos son lugares de transición, dónde aprendemos a depender totalmente de Dios. Sequedal se refiere al desierto, un lugar de entrenamiento para los hijos de Dios, allí Dios promete darnos agua, y el agua tiene que ver con el Espíritu Santo, Jesús dijo el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás. En el lugar más desolado y desértico en el que te encuentres tienes que saber que allí Dios no te abandonará, te hará más fuerte, te dará agua de vida, saciará tu sed. Esta es una promesa personal, para todos los que están cansados y en desolación, andar por el desierto de la vida buscando algo que sacie la sed, nos agobia, pero Dios irá a dónde tú estás para darte agua, un agua que suple todas tus necesidades, la bendición de Dios sacia cualquier necesidad que este aplastando tu alma. Y esa bendición, permanecerá sobre tu generación, sobre tu casa, tu familia y tus hijos. No te desanimes, viene ayuda de lo alto para vos y tu familia, confía en Dios y sus promesas, " pacientemente esperé a Jehová y se inclinó a mí y oyó mi clamor." Todos los grandes héroes de la fe (Hebreos 11) pasaron por desiertos, Abraham fue llamado por Dios a salir de su casa y emprender un viajé, lo llevo atravez del desierto, con la promesa de una tierra mejor, y fue prosperado. Moisés fue llevado al desierto durante años, antes de ser enviado a liberar al pueblo de Dios. Elias vivió en el desierto, dónde Dios hablaba con el dándole instrucciones sobre su misión. Jesús fue llevado al desierto, cuarenta días no comió ni bebió, y fue tentado por el enemigo, para salió victorioso. Los desiertos son lugares de entrenamiento, antes de ir al propósito de Dios, allí somos moldeados en el carácter, nuestra fe es fortalecida, allí conocemos a Dios, y nos volvemos genuinos testigos de Jesús, el Apóstol Pablo se encontró con Jesús camino a Damasco, en el desierto,y su vida cambio para siempre. No te quejes por el desierto que te toco vivir, allí Dios te enviará agua, te sustentará, aprende todo lo que más puedas en el desierto, porque no estarás allí para siempre, Dios tiene una meta, un destino de victoria para vos y tu familia, y El se glorificará en ti.

Dios bendiga tu vida.
Pastor Aldo Daniel Monegal

Jesús es la respuesta

Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios?
Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él?
Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es.
Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró.

Juan 9:35-38

Este hombre fue expulsado por los religiosos, seguramente también fue discriminado por sus conocidos por su familia, pero Jesús lo halló. Jesús vino a buscar lo que estaba perdido, abandonado por el mundo, lo que humanamente no tiene valor. Así era este hombre ciego de nacimiento, alguien ignorado por la sociedad por su familia, sin protagonismo, dependía de otros para vivir, y era usado por los demás para obtener beneficio.
Para la gente ya no habia esperanza de una vida mejor para el, para la ciencia en la actualidad no hay posibilidad de que un ciego de nacimiento pueda volver a ver, cuando los discípulos lo vieron dijeron: ¿Quiero peco este o sus padres?, más Jesús les dijo no es que peco el o sus padres, esto es para que Dios sea glorificado. Este hombre ciego de nacimiento, nunca pudo ver los colores, el cielo las flores, nunca pudo ver a su familia, o verse a sí mismo, solo se imaginaba como era el mundo que lo rodeaba por los sonidos, el olor y el tacto, nunca vio lo luz, hasta que llegó el día en el que un hombre unto sus ojos con lodo y saliva, y escucho su voz diciendo " ve y lávate en el estanque de Siloe" y regreso viendo!
Pero nadie se alegró de su milagro, a nadie le importo su bendición, los religiosos negaban que fuese Dios, los incrédulos se burlaban, pero él dijo : digan lo que quieran de Jesús y de mi, yo solo se una cosa, que antes era ciego y ahora veo!
Este hombre recibió de Jesús un imposible, estaba convencido por su vivencia que Dios fue quien lo sanó, no la religión, ni los argumentos de ningún hombre podían refutar su testimonio "yo era ciego pero ahora veo". Cómo ese ciego llegan a Jesús muchos hombres y mujeres, despreciados, esclavizados y desauciados por la humanidad, hasta que se encuentran con Jesús y sus vidas son cambiadas.
Pero no es suficiente, el milagro físico, económico o personal, los más valioso es el milagro de recibir vida eterna, Jesús volvió a encontrar a este hombre y le dijo:¿ Crees tú en el hijo de Dios? Hoy va esa pregunta dirigida a ti, porque eso es lo único que importa, que seas creyente y no incrédulo, muchos recibieron milagros de parte de Dios, pero no todos recibieron a Jesús como su Señor y Salvador.
Aunque estés en la más profunda oscuridad y ya no tengas esperanza de salir, aunque sientas que la gente te abandonó y solo recibas lástima de parte de los que te rodean, no importa lo imposible que sea tu problema, Jesús es la respuesta.