Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
Juan 6:53
Jesús es el pan de vida, los seres humanos trabajamos cada día por el pan que alimenta nuestro cuerpo, el hambre y la sed son las necesidades básicas más urgentes que tiene la humanidad, sin alimento ni agua, nuestros días están contados. Desde la antigüedad, la humanidad priorizó el alimento, y por causa del agua y de los medio para producir alimentos, tierras fértiles para siembra y cría de ganado, se desataron guerras entre los pueblos, las religiones antiguas giraban en torno a la cosecha y el clima, así como el sacrificio de animales.
Cuando Jesús declaró está palabra, de Juan 6:53, no era algo tan descabellado para la gente de la época, dicen los estudiosos que el paganismo, tenía por costumbre sacrificar un animal en ofrenda a los dioses paganos, parte de la carne era para los sacerdotes, parte se quemaba por completo, y el resto se devolvía al ofrendante, para hacer un gran banquete con su familia y amigos, y comer de esa carne ofrecida a los dioses, hacer esto significaba, incorporar la deidad en su cuerpo, al comer la carne sacrificada creían que se fundían con su dios. Pero para la audiencia judía, era una abominación comer carne humana y beber sangre. La declaración de Jesús confronto a la audiencia, y provocó diferentes reacciones, rechazo, enojo, y división, muchos de sus seguidores volvieron atrás y dejaron de ser sus discípulos.
Pero los doce apóstoles, aunque no entendían del todo lo que Jesús decía, confiaron en Él, creyeron a su palabra y frente a la pregunta de Jesús: ¿Acaso ustedes también quieren irse? Ellos respondieron: a dónde iremos, sólo tú tienes palabras de vida eterna.
Comer la carne de Jesús, es alimentarse de su humanidad, Dios se hizo hombre, y se idéntico con nosotros, sufrió los dolores humanos, la tristeza, la soledad, todas las debilidades humanas, su persona sus obras, son alimento para nuestro espíritu, saber que Dios vivió lo mismo que nosotros, que nos comprende y tiene el poder de darnos la victoria, es alimentarnos de su carne.
Beber su sangre es, incorporar su vida en nosotros, para el judaísmo la sangre contiene la vida de todo ser viviente, beber la sangre de Jesús es llenarnos de su vida, es declarar como el Apóstol Pablo: ya no vivo yo, sino Cristo vive en mí.
Como hijos de Dios cada día debemos alimentarnos de la carne y de la sangre de Jesús, su humanidad y su deidad en nosotros, nos hace permanecer en Él, y en el Padre Eterno. Esto es tener vida en nosotros mismos, ya no dependemos de un hombre, no de otra cosa externa, con Jesús el pan de vida, tenemos vida en nosotros mismos. Si te sentías sin fuerzas, para seguir, si sentís que hay algo que no está bien en tu vida, alimentate del pan que descendió del cielo, Jesús tiene todo lo que necesites, y no está afuera de ti, Él habita en tu corazón. Y si nunca lo recibiste hoy es el día, abre tu corazón a Jesús, y recibirás lo que necesites para vivir en esta vida y vida eterna para disfrutar y compartir.
Pastor Aldo D Monegal.
Juan 6:53
Jesús es el pan de vida, los seres humanos trabajamos cada día por el pan que alimenta nuestro cuerpo, el hambre y la sed son las necesidades básicas más urgentes que tiene la humanidad, sin alimento ni agua, nuestros días están contados. Desde la antigüedad, la humanidad priorizó el alimento, y por causa del agua y de los medio para producir alimentos, tierras fértiles para siembra y cría de ganado, se desataron guerras entre los pueblos, las religiones antiguas giraban en torno a la cosecha y el clima, así como el sacrificio de animales.
Cuando Jesús declaró está palabra, de Juan 6:53, no era algo tan descabellado para la gente de la época, dicen los estudiosos que el paganismo, tenía por costumbre sacrificar un animal en ofrenda a los dioses paganos, parte de la carne era para los sacerdotes, parte se quemaba por completo, y el resto se devolvía al ofrendante, para hacer un gran banquete con su familia y amigos, y comer de esa carne ofrecida a los dioses, hacer esto significaba, incorporar la deidad en su cuerpo, al comer la carne sacrificada creían que se fundían con su dios. Pero para la audiencia judía, era una abominación comer carne humana y beber sangre. La declaración de Jesús confronto a la audiencia, y provocó diferentes reacciones, rechazo, enojo, y división, muchos de sus seguidores volvieron atrás y dejaron de ser sus discípulos.
Pero los doce apóstoles, aunque no entendían del todo lo que Jesús decía, confiaron en Él, creyeron a su palabra y frente a la pregunta de Jesús: ¿Acaso ustedes también quieren irse? Ellos respondieron: a dónde iremos, sólo tú tienes palabras de vida eterna.
Comer la carne de Jesús, es alimentarse de su humanidad, Dios se hizo hombre, y se idéntico con nosotros, sufrió los dolores humanos, la tristeza, la soledad, todas las debilidades humanas, su persona sus obras, son alimento para nuestro espíritu, saber que Dios vivió lo mismo que nosotros, que nos comprende y tiene el poder de darnos la victoria, es alimentarnos de su carne.
Beber su sangre es, incorporar su vida en nosotros, para el judaísmo la sangre contiene la vida de todo ser viviente, beber la sangre de Jesús es llenarnos de su vida, es declarar como el Apóstol Pablo: ya no vivo yo, sino Cristo vive en mí.
Como hijos de Dios cada día debemos alimentarnos de la carne y de la sangre de Jesús, su humanidad y su deidad en nosotros, nos hace permanecer en Él, y en el Padre Eterno. Esto es tener vida en nosotros mismos, ya no dependemos de un hombre, no de otra cosa externa, con Jesús el pan de vida, tenemos vida en nosotros mismos. Si te sentías sin fuerzas, para seguir, si sentís que hay algo que no está bien en tu vida, alimentate del pan que descendió del cielo, Jesús tiene todo lo que necesites, y no está afuera de ti, Él habita en tu corazón. Y si nunca lo recibiste hoy es el día, abre tu corazón a Jesús, y recibirás lo que necesites para vivir en esta vida y vida eterna para disfrutar y compartir.
Pastor Aldo D Monegal.