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Un corazón enseñable

Hechos 8:30-31

 30  Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees?

 31  El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él.


Un corazón enesñable, es como el barro en manos del alfarero, Dios quiere que sus hijos sean hombres y mujeres que se dejen moldear por Él. La palabra que leemos en este devocional, tiene dos protagonistas principales y la intervención divina del Espíritu Santo en medio de la situación, guiando a Felipe y obrando en el Etíope para abrir su corazón a la palabra de Dios. Por un lado Felipe uno de los siete diáconos elegidos por la iglesia para servir a las mesas dando alimento a las viudas y pobres, ahora estaba cumpliendo con un ministerio evangelístico bajo la guía del Espíritu Santo, anunciaba el Evangelio a todo lugar donde Dios le enviaba. La humildad de Felipe y un corazón dispuesto a dejarse guiar por Dios dos características muy importantes en un hijo de Dios, notemos que Felipe no busco llegar a ser le que era, la biblia dice que fue escogido por la iglesia, y enviado por los Apóstoles, fue elegido por Dios para cumplir con el propósito de llevar el Evangelio a todo lugar. Es muy importante saber que es Dios quien da posición a sus hijos en la obra de Dios, nadie puede usurpar una posición que no le pertenece, en el mundo se dice que hay que ganarse el lugar, pero en el reino de Dios hay que esperar que el Señor nos lleve al lugar que nos corresponde para funcionar en su Reino. Un hijo de Dios debe tener un corazón humilde y obediente para que el Señor pueda llevarlo a su propósito. Por otro lado el Etíope, un hombre de la alta sociedad, que tenía recursos financieros y seguramente un buen pasar, era funcionario de la corte de la reina de Etiopía, era una persona culta, conocía idiomas y culturas de las diferentes naciones de la región. Da la sensación de que este hombre tenía todo lo que necesitaba en esta vida, pero aún estaba buscando algo, quizá sin saberlo sentía que todavía necesitaba llenar ese vacío de su corazón, que toda la riqueza y privilegios sociales de este mundo no podían llenar. Este hombre Etíope, estaba buscando a Dios, y lo encontró, por medio de su palabra y con la ayuda de un siervo de Dios, como Felipe que le ayudó a entender las Sagradas Escrituras y le dió a conocer a Jesus el Salvador. La Biblia dice: "el que busca encuentra", cuántas personas en este mundo están buscando a Dios, gente como el Etíope que lo tienen todo, y también gente que está en necesidad, cuánta falta hacen más hombres como Felipe en este tiempo, para hablarle a la gente de Jesús. Hay algo más que destacar, el Etíope también tenía un corazón humilde y dispuesto a aprender, este hombre podía sentirse orgulloso de sus conocimientos por causa de su trabajo y posición social, fácilmente la soberbia el orgullo podían dominar su corazón, por no era así, se humilló cuando Felipe le preguntó: entiendes lo que lees? su respuesta fue: cómo entenderé si alguien no me explica. Cuánta gente no se deja enseñar, las excusas son muy comunes, "ya lo se" "no necesito que nadie me enseñe", pero este hombre fue humilde y pidió ayuda, no entendía y Dios le envío un maestro: Felipe. Dos vidas dispuestas a dejar que Dios obre en ellos, dos corazones enseñables.


Pastor Aldo.

Llamados a la unidad

Efesios 4:1-6
1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
2  con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,
3  solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;
4  un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
5  un Señor, una fe, un bautismo,
6  un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

La unidad es un objetivo al que debemos dirigirnos, es una meta que tenemos que alcanzar. La unidad no es instantánea, es un proceso. Solo en la unidad está la bendición, la palabra de Dios dice que antes de la fundación del mundo, el Padre y el Hijo estaban en perfecta unidad. La unidad trae orden, es fructífera y próspera.
El Apóstol Pablo, bajo la guía del Espíritu Santo, nos deja esta enseñanza sobre la unidad, y dice que tenemos que ser solícitos en guardar la unidad, en la convivencia entre los hermanos en la iglesia, así como en nuestros vínculos familiares y sociales, tenemos que buscar la unidad. Jesús dice "en esto conocerá el mundo que son mis discípulos, en que se amen unos a otros."
En un mundo que vive en guerras, divisiones y separaciones, nosotros como hijos de Dios tenemos que marcar diferencia, viviendo en unidad, cultivando la unidad.
La palabra dice así como fuimos llamados por Dios a ser un cuerpo, un Espíritu, una fe, un bautismo un Dios y Padre de todos.
Dios es uno, por lo tanto debemos buscar la unidad en todo, y desechar las divisiones, las peleas, todo lo que genera separación. Desde la creación, Dios creó al hombre y a la mujer, para que sean una sola carne, y de la Unión de esta pareja nació toda la humanidad, así nació la familia y su propósito es estar unida, una familia en unidad está sana y fructífera, la unidad trae paz y amor, la división trae malestar y dolor. La iglesia es una familia, es la familia de Dios, por lo tanto en la unidad del Espíritu Santo, está la voluntad de Dios en su familia, y está debe ser establecida en la tierra, la oración del padre nuestro dice: "hagase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo".
"Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados" fuimos llamados a un cuerpo, nuestra vocación es el amor a Dios por sobre todo y a nuestro prójimo. Soportar las faltas de los demás, buscar la unidad es guardar el vínculo con el cuerpo (iglesia) y así cumplimos la voluntad de Dios, como hijos amados. Haciendo esto viviremos en la más profunda paz y bendición, porque nuestra vida estará alineada a la voluntad de Padre Eterno.

Ptr. Aldo Daniel Monegal