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Bendiciones espirituales

Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo. (Efesios 1:3 NTV)

El objeto de nuestra adoración es Dios mismo, y la vía por la cual enviamos esa adoración, es Jesús. El motivo de nuestra alabanza a Dios por medio de Jesús, es que nos ha bendecido. Es un hecho su bendición sobre nosotros, por lo tanto todo aquel que está en Cristo es bendito. Sus bendiciones son espirituales, esto significa que Dios nos otorga cosas que van masa allá de lo material y perecedero, lo espiritual es eterno y los material es temporal, las cosas espirituales no se pueden obtener por ningún medio humano, solo Dios que es espíritu puede darnos por gracia estás bendiciones. En los lugares celestiales, es donde está Cristo sentado a la derecha de Dios, nosotros pertenecemos a ese lugar, ya no pertenecemos a la tierra. Por eso no vivimos por lo material, tampoco por lo terrenal, porque nuestra ubicación está en los cielos.
Y tenemos el adelanto de esta nueva ciudadanía, el Espíritu Santo es la presencia de Dios en nosotros, que nos da seguridad, paz y autoridad para vivir en este mundo, como hijos de Dios. Alaba a Dios, tenemos motivos más que suficientes, sus bendiciones no se pueden adquirir con dinero ni poder, y son únicamente para nosotros que somos sus hijos, elegidos y adoptados por Dios desde antes de la fundación del mundo. Jesús dijo: No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo (Juan 17:16)
No dejen que la ansiedad, el temor y las cosas de este mundo los perturben, no sé desenfoquen, apropiarse de su nueva identidad, recursos, y autoridad, y den Gloria a Dios. 


ADMonegal

Fortaleza interior

Efesios 6:10  "Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza."


Buscar estar fuertes en el Señor es una necesidad de cada hijo de Dios, como en todas las actividades humanas si no logramos estar bien fuertes en lo que hacemos y profesamos, corremos peligro de caer o fracasar. La palabra de Dios da ejemplos, comparando la carrera de la fe con la de un deportista, (2 Timoteo 2:5) que si no entrena para competir, puede fracasar. 

Es un entrenamiento constante mantener la fe fuerte, nuestra devoción a Dios, los ejercicios que fortalecen el hombre interior son la oración, el ayuno, la lectura y estudió de la palabra, y llevar una vida que glorifique a Dios en todo, nuestra apariencia, nuestros actos, y palabras, deben manifestar lo que hay en nuestro corazón, si está Cristo en nosotros, entonces debemos dejar que se vea a través nosotros. Descuidar al hombre, o la mujer interior, debilita la fe, la persona se vuelve apática a las cosas de Dios, a tal punto de apartarse por completo, corriendo peligro de perderse para siempre. 

Por está causa el Apóstol Pablo oró al Señor, pidiendo que los creyentes sean fortalecidos con poder en el hombre interior, "para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu"(Efesios 3:16) Dios nos da la posibilidad de ser fortalecidos en el interior, esto es en el espíritu, ahora nosotros debemos buscar está fortaleza que viene de parte de Dios por su gracia, la oración el ayuno son el ejercicio, pero el que da la fortaleza, la fuente de todo poder es Dios. No permitas que la debilidad, el desaliento, el engaño mentiroso del enemigo, el rencor, la amargura, o alguna herida te debilite hasta terminar con tu vida espiritual, el mandato de Dios es fortalecerse en el interior, con su poder en el nombre de Jesús.


P. Aldo Daniel Monegal

Llamados a la unidad

Efesios 4:1-6
1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
2  con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,
3  solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;
4  un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
5  un Señor, una fe, un bautismo,
6  un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

La unidad es un objetivo al que debemos dirigirnos, es una meta que tenemos que alcanzar. La unidad no es instantánea, es un proceso. Solo en la unidad está la bendición, la palabra de Dios dice que antes de la fundación del mundo, el Padre y el Hijo estaban en perfecta unidad. La unidad trae orden, es fructífera y próspera.
El Apóstol Pablo, bajo la guía del Espíritu Santo, nos deja esta enseñanza sobre la unidad, y dice que tenemos que ser solícitos en guardar la unidad, en la convivencia entre los hermanos en la iglesia, así como en nuestros vínculos familiares y sociales, tenemos que buscar la unidad. Jesús dice "en esto conocerá el mundo que son mis discípulos, en que se amen unos a otros."
En un mundo que vive en guerras, divisiones y separaciones, nosotros como hijos de Dios tenemos que marcar diferencia, viviendo en unidad, cultivando la unidad.
La palabra dice así como fuimos llamados por Dios a ser un cuerpo, un Espíritu, una fe, un bautismo un Dios y Padre de todos.
Dios es uno, por lo tanto debemos buscar la unidad en todo, y desechar las divisiones, las peleas, todo lo que genera separación. Desde la creación, Dios creó al hombre y a la mujer, para que sean una sola carne, y de la Unión de esta pareja nació toda la humanidad, así nació la familia y su propósito es estar unida, una familia en unidad está sana y fructífera, la unidad trae paz y amor, la división trae malestar y dolor. La iglesia es una familia, es la familia de Dios, por lo tanto en la unidad del Espíritu Santo, está la voluntad de Dios en su familia, y está debe ser establecida en la tierra, la oración del padre nuestro dice: "hagase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo".
"Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados" fuimos llamados a un cuerpo, nuestra vocación es el amor a Dios por sobre todo y a nuestro prójimo. Soportar las faltas de los demás, buscar la unidad es guardar el vínculo con el cuerpo (iglesia) y así cumplimos la voluntad de Dios, como hijos amados. Haciendo esto viviremos en la más profunda paz y bendición, porque nuestra vida estará alineada a la voluntad de Padre Eterno.

Ptr. Aldo Daniel Monegal