La lealtad de David

El SEÑOR da su propia recompensa por hacer el bien y por ser leal, y yo rehusé matarlo, aun cuando el SEÑOR lo puso en mi poder, porque usted es el ungido del SEÑOR.
1 Samuel 26:23 (NTV)

Hay recompensa, de parte de Dios, por hacer el bien y ser leal aún con aquellas personas que no merecen nuestra lealtad. David escapaba del rey Saúl porque quería matarlo, Saúl creía que era un traidor pero en realidad Saúl envidiaba a David, porque todo le salía bien gracias a la bendición de Dios sobre su vida. Pero por qué Dios rodeaba de favor a David? Él era fiel a Dios, adoraba y alababa con su corazón al Señor, por eso Dios dijo de él: David es un varón con un corazón conforme a mí corazón.
Hoy es día la fidelidad y la lealtad son palabras que callejón en desuso, la traición es moneda corriente, y la desobediencia a Dios no solo se manifiesta en el mundo, también en las congregaciones hay deslealtad, entre otros males. Jesús sufrió deslealtad, fue traicionado por uno de sus discípulos, nosotros también sufriremos traición y deslealtad, pero lo importante no es lo que nos hagan a nosotros, sino lo que nosotros hacemos. David tenía un corazón fiel hacia Dios, y además sabía que parte de esa fidelidad estaba en honrar a Dios con su trato a los demás.
Alguien que ama a Dios, ama a su prójimo, alguien que es leal a Dios, muestra lealtad a las autoridades establecidas por El, por eso Jesús respondió al gobernador romano que lo interroga: "ninguna autoridad tendrías sobre mi, si no te fuese dada de lo alto"Jesús se sujetó a lo establecido por el Padre Celestial, para que se cumpla su propósito.
David puede decidir matar a Saúl, porque Dios se lo entrego en su mano, pero él dijo: "no extenderé mi mano contra el ungido de Jehová" no se puede desobedecer ni pisotear lo establecido por Dios. David demostró su lealtad a la investidura del Rey señalado por Dios para gobernar a Israel, aunque no lo merecía, y al hacerlo fue fiel a Dios mismo.
Es tiempo de ser fieles a Dios, siendo fieles a nuestra familia, nuestros hermanos, y a las autoridades por Dios establecidas, quien haga esto no perderá su recompensa.

A. D. Monegal

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