Yo dije: “Planten buenas semillas de justicia, y levantarán una cosecha de amor. Aren la dura tierra de sus corazones, porque ahora es tiempo de buscar al SEÑOR para que él venga y haga llover justicia sobre ustedes”.
Oseas 10:12 (NTV)
La palabra de Dios es clara, la ley de la siembra y la cosecha se cumple, como las leyes de la naturaleza, Jesús dijo: "todo lo que el hombre sembrare eso también cosechará". Si sembramos la semilla de la justicia tendremos una cosecha de amor, a veces nos quejamos de las cosas que nos pasan y nos hacen, levantamos la mirada al cielo buscando una respuesta, le reclamamos a Dios ¿Porque me hacen esto?. Hay tiempos de prueba en el caminar con Dios, también debemos saber que sufriremos ataques sin motivos, pero cuando una situación negativa prevalece por mucho tiempo, es momento de examinar qué semilla sembramos y que estamos cosechando.
El consejo de la palabra de Dios nos dice: siembren Justicia y cosecharán amor, en otras palabras, hagan lo bueno sean justos, en todo lo que hacen, y recibirán lo mismo.
Arar la tierra del corazón, es dejar de ser incrédulos permitir que la palabra de Dios genere cambios en nosotros.
La incredulidad endurece el corazón, en la parábola del sembrador Jesús enseñó sobre los diferentes terrenos donde se siembra la semilla de la palabra y sus efectos, cuatro tipos de terreno que son cuatro actitudes que diferencian a los que reciben la palabra de Dios, los de junto al camino, los que pedregosos, los que están llenos de espinos y cardos y la buena tierra, solo donde hay buena tierra agrada y abonada la semilla da fruto al cien por uno.
Tenemos que arar nuestro corazón, romper los terrones, quitar las piedras de la incredulidad, para que la semilla de la palabra de Dios se profundice en nosotros y de fruto agradable para Dios.
Es tiempo de volver a Dios, enfocarnos en la cruz, buscar el perdón y la restauración en Jesús, si hacemos esto Dios derramará sus bendiciones como lluvia sobre nosotros, y su justicia nos guardará.
Aldo.D.Monegal
Oseas 10:12 (NTV)
La palabra de Dios es clara, la ley de la siembra y la cosecha se cumple, como las leyes de la naturaleza, Jesús dijo: "todo lo que el hombre sembrare eso también cosechará". Si sembramos la semilla de la justicia tendremos una cosecha de amor, a veces nos quejamos de las cosas que nos pasan y nos hacen, levantamos la mirada al cielo buscando una respuesta, le reclamamos a Dios ¿Porque me hacen esto?. Hay tiempos de prueba en el caminar con Dios, también debemos saber que sufriremos ataques sin motivos, pero cuando una situación negativa prevalece por mucho tiempo, es momento de examinar qué semilla sembramos y que estamos cosechando.
El consejo de la palabra de Dios nos dice: siembren Justicia y cosecharán amor, en otras palabras, hagan lo bueno sean justos, en todo lo que hacen, y recibirán lo mismo.
Arar la tierra del corazón, es dejar de ser incrédulos permitir que la palabra de Dios genere cambios en nosotros.
La incredulidad endurece el corazón, en la parábola del sembrador Jesús enseñó sobre los diferentes terrenos donde se siembra la semilla de la palabra y sus efectos, cuatro tipos de terreno que son cuatro actitudes que diferencian a los que reciben la palabra de Dios, los de junto al camino, los que pedregosos, los que están llenos de espinos y cardos y la buena tierra, solo donde hay buena tierra agrada y abonada la semilla da fruto al cien por uno.
Tenemos que arar nuestro corazón, romper los terrones, quitar las piedras de la incredulidad, para que la semilla de la palabra de Dios se profundice en nosotros y de fruto agradable para Dios.
Es tiempo de volver a Dios, enfocarnos en la cruz, buscar el perdón y la restauración en Jesús, si hacemos esto Dios derramará sus bendiciones como lluvia sobre nosotros, y su justicia nos guardará.
Aldo.D.Monegal
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