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Su misericordia

Salmo 66:18-20
 18  Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.
 19  Mas ciertamente me escuchó Dios; Atendió a la voz de mi súplica.
 20  Bendito sea Dios, Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.

La palabra iniquidad significa rebelión, la desobediencia voluntaria,  y constante se considera rebelión, cuando sabemos que estamos haciendo lo que a Dios no le agrada, nos volvemos rebeldes, practicamos la iniquidad. La iniquidad está relacionada con la soberbia, el orgullo y la autosuficiencia, la palabra de Dios dice que él mira de lejos al altivo y soberbio. Si hay iniquidad en nosotros, nuestras oraciones no serán escuchadas, no se puede estar bien con Dios viviendo fuera de su voluntad. El verso 18 del Salmo 66 lo dice claramente, por eso el salmista se alegra de no haber mirado a la iniquidad, por qué él recibió la respuesta a sus oraciones.
"Bendito sea Jehová que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia" la Biblia dice que Dios no desecha la oración de aquel que se acerca con un corazón arrepentido, una persona sabía reconoce siempre su imperfección ante Dios, y busca su misericordia. Para eso fue enviado Cristo, su sangre fue derramada para limpiarnos del pecado, y esa sangre sigue fluyendo para santificar a todo aquel que busca a Dios por medio de  Jesús. El salmista declara la alabanza por recibir la respuesta de Dios, y se alegra de no cometer iniquidad. Hoy nosotros debemos dar gracias a Dios por Cristo que nos libra de la iniquidad y nos da el poder de vivir una vida de fidelidad, nos ayuda a vencer el pecado, la rebelión contra Dios, así nuestras oraciones son escuchadas y respondidas por Dios, y su misericordia nos cubre cada día.
Oremos a Dios, con confianza, en el nombre de Jesús vamos a recibir lo que pedimos.


Bendiciones.

Ptr. Aldo

Confesión

"El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia" Proverbios 28:13.

La palabra de Dios es muy clara cuando dice que es necesario confesar delante de Él nuestros pecados, esto es reconocer nuestra condición como seres humanos delante de Dios, como pecadores, reconocer que tenemos una lucha constante contra el pecado, y que es nuestra naturaleza pecar contra Dios, reconocer nuestras culpas y errores es el primer paso hacia el arrepentimiento, el perdón y la bendición. El no hacernos cargo de nuestros pecados contra Dios y su palabra trae consecuencias:"Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día." Salmo 32:3 esta palabra nos enseña que el pecado trae sufrimiento y enfermedad, además de muchas consecuencias más. Pero el arrepentimiento es una puerta que nos lleva a la salida, y ser conscientes de nuestra condición delante de Dios nos guía hacia el arrepentimiento: "Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado." Salmo 32:5. El Evangelio comienza con el ministerio de Juan el Bautista, él abrió la puerta del arrepentimiento, guiando a multitudes a bautizarse para recibir el perdón Divino, y preparar los corazones para recibir a Jesús. El Apóstol Pablo en la carta a los Romanos, sus primeros capítulos, habla muy claro de la condición del hombre y de la necesidad de reconocer el pecado y arrepentirse como primer condición para la salvación. El arrepentimiento es una acción, pero también es un estado, es reconocer que somos inaceptables para un Dios que es tres veces Santo, que nos da la oportunidad del perdón y la restauración, pero además es un estado, porque el arrepentido se esfuerza por cambiar y hacer la voluntad de aquel que le perdona. Jesús es la puerta por donde entran los arrepentidos, y encuentran la salvación "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros." 1 Juan 1:9-10. Hoy es necesario que comprendamos, lo importante que es reconocer nuestros errores y pecados, cada día debemos pedir perdón, y caminar por el sendero del arrepentimiento, que no es sentirse todo el tiempo culpable, más bien es reconocer humildemente nuestra necesidad constante de Jesús "Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo" 1 Juan 2:1.

El pecado es un enemigo mortal, y Jesús vino para libertarios de él, cada día tenemos que limpiar nuestras manchas de pecado, por medio del arrepentimiento, acudiendo a Jesús el único camino al Padre. "Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado" Romanos 4:8. Recordemos que el arrepentimiento es la puerta que por medio de la fe en Jesús nos lleva a la salvación y liberación eterna.


P. Aldo.

El pastor de los pastores

Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.
1 Pedro 2:25

Antes de conocer la buena noticia el Evangelio de Jesús, éramos como ovejas descarriadas, sin rebaño, sin pastor, expuestos al peligro de los lobos y leones que acechaban nuestras vidas. Todos necesitamos vivir bajo la cobertura de Dios, el salmo 91 dice: "el que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del omnipotente" sin la protección de Dios estamos indefensos.
Vivir bajo la bendición de Dios es maravilloso, Jesús dijo: "llevad mi yugo sobre vosotros, porque fácil es mi yugo y ligera mi carga" vivir en comunión con Dios nos garantiza una vida de victoria, aunque vengan problemas y aflicciones su manos nos sostendrá, su luz nos iluminará y su presencia estará con nosotros siempre.
Algunos están dentro de la iglesia pero se encuentran lejos del pastor del rebaño, están lejos de Jesús, otros están débiles en la fe y piensan en salir del redil, hay heridos y lastimados a punto de naufragar en la fe, no se con que grupo te identificas pero déjame decirte: vuelve al Pastor de los pastores, vuelve a tu Señor porque Él es quien entregó su vida por ti, El es quien te ama, te comprende y te ayuda.
No es tiempo de vivir como oveja descarriada, no es momento de alejarte de tu Señor, vuelve a Jesús y hallarás la paz que sobrepasa todo entendimiento.

Aldo D. Monegal