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Confesión

"El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia" Proverbios 28:13.

La palabra de Dios es muy clara cuando dice que es necesario confesar delante de Él nuestros pecados, esto es reconocer nuestra condición como seres humanos delante de Dios, como pecadores, reconocer que tenemos una lucha constante contra el pecado, y que es nuestra naturaleza pecar contra Dios, reconocer nuestras culpas y errores es el primer paso hacia el arrepentimiento, el perdón y la bendición. El no hacernos cargo de nuestros pecados contra Dios y su palabra trae consecuencias:"Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día." Salmo 32:3 esta palabra nos enseña que el pecado trae sufrimiento y enfermedad, además de muchas consecuencias más. Pero el arrepentimiento es una puerta que nos lleva a la salida, y ser conscientes de nuestra condición delante de Dios nos guía hacia el arrepentimiento: "Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado." Salmo 32:5. El Evangelio comienza con el ministerio de Juan el Bautista, él abrió la puerta del arrepentimiento, guiando a multitudes a bautizarse para recibir el perdón Divino, y preparar los corazones para recibir a Jesús. El Apóstol Pablo en la carta a los Romanos, sus primeros capítulos, habla muy claro de la condición del hombre y de la necesidad de reconocer el pecado y arrepentirse como primer condición para la salvación. El arrepentimiento es una acción, pero también es un estado, es reconocer que somos inaceptables para un Dios que es tres veces Santo, que nos da la oportunidad del perdón y la restauración, pero además es un estado, porque el arrepentido se esfuerza por cambiar y hacer la voluntad de aquel que le perdona. Jesús es la puerta por donde entran los arrepentidos, y encuentran la salvación "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros." 1 Juan 1:9-10. Hoy es necesario que comprendamos, lo importante que es reconocer nuestros errores y pecados, cada día debemos pedir perdón, y caminar por el sendero del arrepentimiento, que no es sentirse todo el tiempo culpable, más bien es reconocer humildemente nuestra necesidad constante de Jesús "Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo" 1 Juan 2:1.

El pecado es un enemigo mortal, y Jesús vino para libertarios de él, cada día tenemos que limpiar nuestras manchas de pecado, por medio del arrepentimiento, acudiendo a Jesús el único camino al Padre. "Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado" Romanos 4:8. Recordemos que el arrepentimiento es la puerta que por medio de la fe en Jesús nos lleva a la salvación y liberación eterna.


P. Aldo.

Obediencia

Josué 11:15

De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés.


Hay una ley espiritual, que genera unidad, y da autoridad contra el enemigo, la ley de la sumisión. Cuántas veces nos preguntamos porque el mundo se nos viene encima, oramos y parece que nuestra oración no llega ni al techo, buscamos la paz, y tenemos una guerra permanente en nuestras casas.

Vemos pasar las bendiciones, pero no podemos apropiarnos de ellas. La unidad al cuerpo de Cristo es una prioridad, Jesús dijo: "permaneced en mí y yo en vosotros" permanecer en contacto con los hermanos es estar unidos al cuerpo, escuchar a los pastores, poner por obra sus enseñanzas es sujetarse a la autoridad delegada por Dios. Jesús dijo: "un reino dividido contra sí mismo no permanecerá" El reino de Dios es unidad, el Apóstol Pablo lo compara con un cuerpo, en el cual todos lo miembros son diferentes, pero permanecen unidos al cuerpo, de lo contrario mueren, la cabeza del cuerpo en Jesús, esto nos da una imagen de la unidad de la iglesia, mientras cada uno de nosotros estemos unidos a Jesus, estaremos unidos a los hermanos y seremos parte del cuerpo. Jesús es la cabeza, la autoridad máxima, pero esa autoridad de Jesús fue dada por Dios, por ser obediente hasta la muerte en la cruz, los líderes de la iglesia deben estar sometidos a Jesús, sujetos a sus consiervos, y los Cristianos deben estar sujetos a Jesús, bajo la obediencia a la autoridad delegada por Dios que son sus pastores. Sujetarse a la autoridad es propagar un legado, Moisés fue el que recibió los diseños de Dios para su pueblo, Josué fue servidor de Moisés, y por causa de esa obediencia, Dios lo eligió como el sucesor de Moisés, para continuar el plan de Dios para Israel. El principio de la autoridad, está en la obediencia, y su fruto es un legado, una herencia que pasa de generación en generación hasta que el plan sea consumado. No entender este principio espíritual de obediencia a Dios y a sus autoridades delegadas, es quedar fuera del plan, fuera de la herencia de sus promesas. Este es el motivo, por el cual muchos hijos de Dios no están disfrutando, de la bendición de Dios, porque sigue rigiendo sus vidas por el principio de la rebeldía, esa es la ley de este mundo, pero la ley de Dios es para los entendidos, si aprendes a sujetarte a la autoridad delegada por Dios para ti, estarás sujetándose a Dios, y disfrutarás de la herencia. Josué fue un servidor, después fue un líder, y un continuador de la obra de Dios, la bendición de Dios es para los que creen y guardan su palabra, poniendo por obra sus principios.


Pastor Aldo.

Antes de la dádiva es la demanda

¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? Lucas 6:46

Jesús es Señor y Rey, se le escucha y se le obedece, muchos confunden el amor de Cristo, y piensan que El necesita algo de nosotros, dejan de respetar y reverenciar su señorío como Él se merece. Tienen la imagen de un Jesús pobre y desvalido, piensan que Jesús es como esos ídolos que estaban acostumbrados a servir.
Por eso Jesús dice: me llaman Señor pero no me obedecen.
El servir a Jesús no es un asunto de conveniencia, debemos entender que El es Rey, nosotros somos sus siervos. Un siervo no tiene derecho a elegir en qué momento va a cumplir con su servicio, tampoco tiene derecho a elegir las condiciones de servicio, ni el lugar, ni el clima. Un siervo es un esclavo, pero por naturaleza el hombre la mujer es rebelde a la autoridad, nadie quiere someterse a nada, y en estos tiempos que vivimos mucho menos.
Dios no es un tirano que somete por la fuerza a sus hijos, no es lo mismo el sometimiento forzado por una autoridad que por la fuerza impone dominio, que la sumisión voluntaria a una autoridad que nos ama, más allá de lo que podemos entender. La regla básica que la Biblia nos enseña es recibir la palabra de Dios en nuestro corazón y luego obedecerla, solo así podemos disfrutar de los beneficios de nuestro Señor. "Antes de la dádiva es la demanda" la demanda de Dios es creer y obedecer al Señor Jesucristo, y la dádiva es vida eterna en Él. Es una ley espiritual antes de la dádiva es la demanda, hay demandas de Dios que debemos cumplir antes de recibir sus preciosas dádivas.
El desafío de hoy es ponernos a cuenta con las demandas del Señor, hacer lo que Él nos pide, para poder disfrutar de sus bendiciones.

Ptr. Aldo