El Apóstol PABLO dijo:
"Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús."
Filipenses 3:13-14
El Apóstol Pablo comparo la vida del cristiano con la de un deportista. Hay que entrenar mucho y ser disciplinado para alcanzar un premio deportivo, hay que superarse a uno mismo no dejar que los fracasos na estanquen en el pasado, la depresión y la melancolía, hay que seguir adelante siempre con la esperanza de ganar o de llegar a la meta.
Una de las características de un competidor es que sabe claramente cual es su meta, y el premio que desea obtener.
Como hijos de Dios nuestra meta es Cristo y su llamado, Jesús es el camino a recorrer y es la meta, también el nos dará la corona al final de la carrera.
El premio es la vida eterna, que mayor premio puede desear alcanzar una persona?
Así que sabiendo hacia donde vamos, cual es nuestro camino y el premio que nos espera, corramos, vamos hacia adelante sin mirar atrás.
No podemos detenernos por nada, ni las circunstancias, ni las personas, ni el dolor o las pérdidas que sufrimos, ni el temor, puede distraernos.
Hoy tenemos que saber dejar atrás el lo que pasó, soltar la carga que nos detiene, y fijar nuestra mirada, el rumbo hacia la meta. Nuestra vida tiene un propósito, un glorioso futuro nos espera, solo hay que perseverar, avanzado, entrenando, absteniéndose de todo lo que pueda perjudicar nuestro rendimiento espiritual.
Tenemos un entrenador de campeones, el Espíritu Santo nos ayuda nos capacita, nos da las herramientas esesarias para ganar.
Pide al Espíritu Santo que te ayude, y en el nombre de Jesús levántate, olvida el pasado y sigue adelante porque hay un premio esperándote, para esta vida y para la venidera.
Aldo Daniel Monegal Sirviendo a Yeshua.
"Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús."
Filipenses 3:13-14
El Apóstol Pablo comparo la vida del cristiano con la de un deportista. Hay que entrenar mucho y ser disciplinado para alcanzar un premio deportivo, hay que superarse a uno mismo no dejar que los fracasos na estanquen en el pasado, la depresión y la melancolía, hay que seguir adelante siempre con la esperanza de ganar o de llegar a la meta.
Una de las características de un competidor es que sabe claramente cual es su meta, y el premio que desea obtener.
Como hijos de Dios nuestra meta es Cristo y su llamado, Jesús es el camino a recorrer y es la meta, también el nos dará la corona al final de la carrera.
El premio es la vida eterna, que mayor premio puede desear alcanzar una persona?
Así que sabiendo hacia donde vamos, cual es nuestro camino y el premio que nos espera, corramos, vamos hacia adelante sin mirar atrás.
No podemos detenernos por nada, ni las circunstancias, ni las personas, ni el dolor o las pérdidas que sufrimos, ni el temor, puede distraernos.
Hoy tenemos que saber dejar atrás el lo que pasó, soltar la carga que nos detiene, y fijar nuestra mirada, el rumbo hacia la meta. Nuestra vida tiene un propósito, un glorioso futuro nos espera, solo hay que perseverar, avanzado, entrenando, absteniéndose de todo lo que pueda perjudicar nuestro rendimiento espiritual.
Tenemos un entrenador de campeones, el Espíritu Santo nos ayuda nos capacita, nos da las herramientas esesarias para ganar.
Pide al Espíritu Santo que te ayude, y en el nombre de Jesús levántate, olvida el pasado y sigue adelante porque hay un premio esperándote, para esta vida y para la venidera.
Aldo Daniel Monegal Sirviendo a Yeshua.
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