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Yo te eh oído

Más al rey de Judá, que os ha enviado a consultar a Jehová, así le diréis: Jehová el Dios de Israel ha dicho así: Por cuanto oíste las palabras del libro,
y tu corazón se conmovió, y te humillaste delante de Dios al oír sus palabras sobre este lugar y sobre sus moradores, y te humillaste delante de mí, y rasgaste tus vestidos y lloraste en mi presencia, yo también te he oído, dice Jehová.
2 Crónicas 34: 26-27

Dios escucha a los que se humillan ante su presencia, la Biblia dice que Dios nunca dejará de oír un corazón contrito y humillado. Cuando dejamos de recibir respuestas a nuestras oraciones, cuando dejamos de creer y nos enfriamos, perdemos interés por las cosas de Dios, nos vamos desviando del propósito divino para nosotros, así estaba la nación de Israel en los tiempos del Rey Josías, se olvidaron de su Dios y fueron tras dioses falsos. Enfriarse espiritualmente es perder interés por buscar a Dios, dejando de orar, dejando de leer su palabra y por último perdiendo el contacto con nuestros hermanos. Josias sentían un deseo de acercarse al Dios de Israel, veía que su nación estaba perdida en el paganismo, pero le faltaba la dirección de la palabra de Dios. Cuando el libro de la ley fue hallado en el templo, fue leído ante el rey entonces su reacción fue de dolor, y humillación ante Dios y por esta causa fue oído por el Señor.
Su buscamos al Dios, conforme a su palabra y nos reconocemos nuestros errores humillandonos delante de Él, recibiremos respuesta de parte de Dios, su amor y su misericordia vendrá sobre nosotros, porque Dios es amor y su fidelidad es para siempre.
Estés donde estés, y sea cual sea tu error sobre vuelves a Dios el te restaura, serás oído por el Señor en el nombre de Jesús.

A. D. Monegal

Efesios 4:17-32

Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente,
teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;
los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.
Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo,
si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús.
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,
y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.
Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
ni deis lugar al diablo.
El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Los pecados ocultos

¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.
Salmo 19:12

Reconocer nuestros errores es señal de madurez Espiritual, por naturaleza le es difícil al hombre reconocer sus pecados, la Biblia nos enseña sobre este error común a todos los hombres. Jesús enseñó a quitar la viga de nuestros ojo para ver bien y sacar la paja del ojo ajeno, ver el defecto en los demás es casi un deporte para nosotros, pero a veces es tan grande nuestros error, nos negamos a verlo,  y hasta lo justificamos.
El salmista David dice: "límpiame con hisopo y seré limpio" y en otro salmo dice : " examinarse o Jehová", la enseñanza de los apóstoles en las cartas y el libro de los hechos también nos habla de vernos a nosotros mismos y corregir los pecados ocultos.
El pecado oculto es un gran problema para la vida espiritual, cuando no recibimos Bendición, y nuestras oraciones no tienen respuesta, cuando notamos que algo anda mal, tenemos que pedir al Espíritu Santo que nos examine, para ver si hay pecados ocultos en nosotros, que puedan ser una puerta abierta para lo malo en nuestra vida.
El salmo 14 dice "no hay justo ni aún uno", el libro de proverbios dice: "no seas sabio en tu propia opinión" creer que no hay errores en nosotros en el principio de la soberbia, y es pecado, Dios dice que "el mira de lejos a los soberbio pero da gracia a los humildes".
Ser humilde es reconocer que no somos perfectos y necesitamos a Dios para que nos ayude a santificarnos y librarnos del pecado, de los que sabemos que están en nosotros y de los que son ocultos.
Hay dos tipos de pecados los de comisión son los que sabemos que nos debemos hacer y los repetimos deliberadamente, y los de omisión, son los pecados ocultos, las cosas que hacemos o decimos sin saber que a Dios no le agradan, y son un obstáculo en nuestro caminar con Dios.
Oremos para que el Espíritu Santo señale y revele lo que tenemos que quitar de nuestra vida, recordemos que no somos perfectos, y dejemos que Dios nos transforme reconociendo nuestros errores y arrepintiendonos para recibir perdón y corrección de parte de nuestro Señor.
Entonces nuestros caminos serán agradables a Dios, y él añadirá todo lo que nos falte, según sus riquezas en gloria en Cristo Jesús Señor Nuestro.

A. D. Monegal

El amor de Dios

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.
Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.
1 Juan 4:10-12

La Biblia nos enseña que Dios es el que toma la iniciativa para bendecir a los hombres. Los pactos de Dios son de Él hacia nosotros, Jesús les dijo a sus discípulos no me eligieron ustedes a mí, sino que yo los elegí a ustedes.
Él nos amó antes que nosotros le conociéramos, nos eligió y nos señaló para bendecirnos.
Cómo respondemos nosotros al amor de Dios?
Cuando entendemos el profundo amor de Dios por nosotros, que entregó a su único hijo en rescate por nosotros, nos sentimos sobrepasados por esta revelación.
Un amor tan grande que es difícil de entender o explicar, así es el amor de Dios.
No podemos guardarnos ese amor para nosotros solos, tenemos que dar ese amor a nuestros hermanos, "si Dios nos amó así, debemos amarnos unos a otros"
Así que amamos a Dios porque Él nos amó primero, y amamos a nuestros hermanos porque ese es el resultado del amor de Dios.
Juan dice " Nadie a visto a Dios jamás"..
Pero podemos ver a Dios en nuestros hermanos y amarlos como Dios nos amó a nosotros, Dios es amor estamos fortalecidos en el amor de Dios?
Jesús dijo: permaneced en mí y yo en vosotros.. el Ap Juan dice si amamos a los demás permanecemos en Dios y Él en nosotros.
Si no hay amor, no está Dios allí, uno de los grandes males de la sociedad es la ausencia de amor en las personas, por eso el antídoto para los males de la sociedad es el amor de Dios en Jesús.
Amas a tus hermanos ? Amas a tu prójimo? Amas a Dios?.

A.D.Monegal

Cocecha de amor

Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?
Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?
Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Mateo 5:44-48

El llamado de Dios implica un compromiso con El, de obediencia y de cambio en nuestras​ vida. A diferencia de las religiones donde la persona se acerca a su deidad solo cuando necesita pedir algo, y luego se va para continuar con su vida, Dios nos llama para ofrecernos la vida y la bendición, con tal que guardemos su palabra y la pongamos por obra.
Jesús enseña acerca del amor de Dios y dice que amemos a nuestros enemigos y oremos por los que nos persiguen, y alguien puede preguntar cómo puede hacerse esto? La Biblia dice que el amor de Dios fue derramado en nuestro corazón por medio del Espíritu Santo, si nos llenamos de su presencia su amor se va a manifestar en nosotros, y lo imposible será posible en su poder.
Creer en Dios implica conocerlo, saber cuáles son sus demandas hacia nosotros y obedecerlas, entender que debemos marcar diferencia no podemos actuar como todo el mundo, tenemos un compromiso de cambio con Dios. Jesús dijo: sean como su padre que está en los cielos, perfectos. Pero además la ley Espiritual de la siembra y la cosecha siempre activa, estará a nuestro favor, si amamos aún a nuestros enemigos, recibiremos amor de quien menos lo esperemos.
Sientes que no estás recibiendo amor, sientes rechazo de parte de tus semejantes, empieza a dar amor, aún a los que no lo merecen, y recibirás una cosecha de amor sobreabundante en tu vida.

A.D.Monegal

La esencia de la enseñanza bíblica

Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti. Ésa es la esencia de todo lo que se enseña en la ley y en los profetas.
Mateo 7:12

No hay mejor parámetro para medir cómo debemos actuar con los demás que nosotros mismos. Jesús dijo: un mandamiento nuevo les doy, amén a su prójimo como a "ustedes mismos", siempre Jesús usa esta forma de medir cuánto debemos amar a los demás, o cómo debemos comportarnos con nuestros semejantes. Como a nosotros mismos, es el primer nivel de amor y de actitudes que tenemos que manifestar como hijos de Dios, pero hay un nivel superior. Cuando Jesús dijo: "amense unos a los otros como yo lo e amado" eso es más que "nosotros mismos", hacer con los demás como nos gustaría que hagan con nosotros, es una bendición, pero amar y hacer a los demás como Cristo hizo con nosotros, es sublime.
Cómo está nuestra vida, nuestras actitudes hacia los demás, cuando la analizamos a la luz de esta palabra. Si no estamos conformes con el trato que recibimos de la gente que nos rodea, deberíamos ver como somos nosotros con ellos, que estamos sembrando en ellos con nuestras actitudes y nuestras palabras. Debemos preguntarnos: estoy devolviendo mal por mal? Estoy amando y perdonando como Jesús lo hizo conmigo?
Si aplicamos esta ley de reciprocidad, que el Señor nos enseña nuestras relaciones con los demás serán bendecidas, y hallaremos la paz que sobrepasa todo entendimiento.

A.D.Monegal