Discípulos

Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos.

Lucas 6:35

Esta palabra fue dirigida a los discípulos de Jesús, no es para los oyentes casuales. Por eso cuando leen esta palabra les resulta casi imposible ponerla por obra, pero para aquellos que son discípulos, está palabra no es difícil de cumplir.

Un creyente es una persona, que simpatiza con las cosas de Dios va a la iglesia, canta las alabanzas, y escucha el mensaje, pero pone límites a Dios, no está dispuesto a dejar todo por Cristo, y llevar una vida Cristocéntrica.

El discípulo, es una persona que dispuesta a seguir a Jesús, se compromete, está dispuesto a dejar todo por Cristo, el anhelo de un discípulo es llegar a ser como su maestro. Lucas 6:20 dice "alzando sus ojos miró a sus discípulos" y comenzó a enseñar. Todos escucharon la enseñanza, pero solo sus discípulos la recibieron, los demás estaban allí sólo para ser sanados o recibir algún beneficio del Señor, pero no quieren comprometerse, a seguir a Jesús dejando todo de lado incluso su necesidad.

Si estás dispuesto a seguir a Jesús, sus enseñanzas serán posibles para tí, no seas creyente solamente, que escucha la palabra y no puede practicarla, se un discípulo de Jesús, dispuesto a vivir la vida que Jesus te señala. Si haces estas cosas serás bienaventurado.


Pastor. Aldo D. Monegal

Despertar

Hechos 12:7

Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.


El sueño espiritual de Pedro, fue porque estaba en una cárcel encadenado y rodeado de guardias, o verdugos. Cuando nos disponemos a creer en Jesús y nos esforzamos por buscar su presencia, y anunciar a otros la buena noticia del Evangelio, puede venir algún tipo de persecución espiritual. Las dificultades nos desaniman, a nadie le gustan los problemas, y cuando el temor y la desesperanza nos invade, viene el adormecimiento del espíritu, sin darnos cuenta somos encadenados y puestos en prisión, por el enemigo para desactivar el propósito de Dios en nosotros. El Apóstol Pedro tenía una iglesia que oraba por él sin parar, y Dios envió ayuda de lo alto para liberar al Apóstol de aquellas cadenas, y abrir las puertas de la cárcel. No dejes que el adormecimiento espiritual te encadene, no te conformes con estar en la prisión del estancamiento, hoy Dios envía su ángel a despertarte para que seas libre, y tu vida se ilumina con la luz de la presencia de Dios, las cadenas caerán de tus manos, y las puertas de esa cárcel que te detenía, se abren en el nombre de Jesús. Escucha la voz de DIOS que te dice: levántate, vístete, calza tus pies, despierta, hoy es el día de tu liberación, hoy es el día de tu restauración espiritual y física, vuelve a servir al Señor, Dios te quiere activo y despierto, no es tiempo de dormir, y mucho menos de estar encadenado en prisión, porque Cristo nos hizo libres. Levántate resplandece, porque ha venido tu luz y la gloria de Jehová brilla sobre ti..

Bendiciones a todos.

Pastor. Aldo D. Monegal

Somos de Dios

Isaías 43:1-4

Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.

Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.

Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.

Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.


Dios mismo nos habla de amor en esta palabra, el nos redimió, pago por nuestra libertad, nos compró para que fuéramos suyos. Por amor el Señor estreno naciones por nosotros. Llevamos la marca del Espíritu Santo que nos distingue, somos propiedad del todopoderoso. La promesa de protección en medios de cualquier situación es poderosa, ni el agua ni el fuego nos podrán dañar, dos de los elementos más poderosos usa Dios en su palabra para describir las fuerzas que se levantan contra nosotros en la vida. Él no dice que no pasaremos por dificultades, Dios dice que cuando transitamos por momentos difíciles, él estará con nosotros y saldremos ilesos de cualquier situación. Una vez más el Señor dice que lo hace porque nos ama, "a mis ojos fuiste de gran estima, y yo te amé" dice el Señor, "fuiste honorable", que bueno es saber que a los ojos del Creador, somos amados, aunque para el mundo y la gente que nos rodea, no significamos nada, para nuestro Dios somos de gran estima, eres valioso, valiosa para Dios. El amor divino no es como el amor de los hombres que es temporal y condicional, el amor de Dios es incondicional y sacrificial, "porque de tal manera amó, Dios al mundo que entregó a su hijo" dice Juan 3:16. Recuerda que ya no perteneces a este mundo, Dios te redimió para que seas su especial tesoro, y si Dios con nosotros quién contra nosotros.

Pastor Aldo.

Aviva el fuego

2Timoteo 1:6-7

Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.


La gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo, nos fueron dados, y son un recurso inagotable en nuestro interior,  que influencia nuestro entorno. La bendición de Dios está en nosotros y se manifiesta en toda nuestra vida. Una vez que creímos y recibimos a Jesús, Dios derrama su bendición sobre nosotros. El fuego del Espíritu Santo, arde en el corazón de los hijos de Dios. Pero existe la posibilidad de que ese fuego se extinga, y que nos enfriemos espiritualmente. Corremos peligro de caer en la indiferencia espiritual, y de volvernos cobardes para enfrentar las cosas que nos impiden hacer la voluntad de Dios. Si nos descuidamos podemos terminar, abandonando la comunión con Dios, sin darnos cuenta, estaríamos volviendo atrás. Cuando la debilidad espiritual se apodera de nosotros, el desgano para servir a Dios, la negligencia, la pereza, nos hunde en un sueño espiritual que puede ser fatal.

Por lo tanto es necesario, tomar el consejo del Apóstol Pablo, que viene del Señor mismo, y procurar avivar el fuego del Espíritu Santo que está en nuestro corazón, usar el poder de Dios que nos da dominio propio, para vencer la pereza y la negligencia, para orar, servir a Dios o asistir a la iglesia. Aviva el fuego del Espíritu, y no te duermas. Desecha la cobardía espiritual, deja a un lado la pereza y no seas tibio, aviva el fuego!


P. Aldo.

Los ojos de la fe

El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.

2 Reyes 6:16


Las dificultades se nos presentan como grandes y numerosos ejércitos que vienen contra nosotros. La preocupación, el temor la idea de pensar que estamos peleando solos con los problemas, nos desanima y nos hace desfallecer. El enemigo de nuestras almas, fábrica escenarios negativos para preocuparnos, y nuestro punto débil es lo que ven nuestros ojos naturales, a veces la realidad no es tan real como parece, y no todo lo que ven nuestros ojos naturales es realidad. Las cosas de Dios, su poder y su gloria, no son cosas que podamos percibir fácilmente con los ojos naturales, las cosas espirituales solo se ven con los ojos del espíritu. Cuando estemos en apuros, cuando estemos entre la espada y la pared, acorralados por los problemas, no dejemos que la desesperación nos cierre los ojos espirituales de la fe, ora a Dios para que te abra los ojos.

La Biblia dice en el Salmo 27:3 aunque un ejercito acampe contra mi, no temera mi corazón, aunque contra mí se levante guerra yo estaré confiado. La ceguera espiritual anula la fe, y sin fe no podemos acceder al reino de Dios, no podemos ver más allá de lo que ven nuestros ojos naturales. El Profeta Eliseo estaba parado, en una llanura y frente a él venía un gran ejército enemigo, el siervo de Eliseo, Giezi, estaba aterrado al ver a esos guerreros frente a ellos, y clamó a su maestro Eliseo, que observaba tranquilamente la situación, fue entonces que Eliseo dijo a Giezi esta palabra que hoy leemos en este devocional. Hermano, hermana en este día recuerda que pase lo que pase, Jesús está contigo, y que es mucho más poderoso el té está en tí, que aquel que viene contra ti, abre tus ojos espirituales y verás la gloria de Dios a tu favor.


Pastor Aldo.

Obediencia

Josué 11:15

De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés.


Hay una ley espiritual, que genera unidad, y da autoridad contra el enemigo, la ley de la sumisión. Cuántas veces nos preguntamos porque el mundo se nos viene encima, oramos y parece que nuestra oración no llega ni al techo, buscamos la paz, y tenemos una guerra permanente en nuestras casas.

Vemos pasar las bendiciones, pero no podemos apropiarnos de ellas. La unidad al cuerpo de Cristo es una prioridad, Jesús dijo: "permaneced en mí y yo en vosotros" permanecer en contacto con los hermanos es estar unidos al cuerpo, escuchar a los pastores, poner por obra sus enseñanzas es sujetarse a la autoridad delegada por Dios. Jesús dijo: "un reino dividido contra sí mismo no permanecerá" El reino de Dios es unidad, el Apóstol Pablo lo compara con un cuerpo, en el cual todos lo miembros son diferentes, pero permanecen unidos al cuerpo, de lo contrario mueren, la cabeza del cuerpo en Jesús, esto nos da una imagen de la unidad de la iglesia, mientras cada uno de nosotros estemos unidos a Jesus, estaremos unidos a los hermanos y seremos parte del cuerpo. Jesús es la cabeza, la autoridad máxima, pero esa autoridad de Jesús fue dada por Dios, por ser obediente hasta la muerte en la cruz, los líderes de la iglesia deben estar sometidos a Jesús, sujetos a sus consiervos, y los Cristianos deben estar sujetos a Jesús, bajo la obediencia a la autoridad delegada por Dios que son sus pastores. Sujetarse a la autoridad es propagar un legado, Moisés fue el que recibió los diseños de Dios para su pueblo, Josué fue servidor de Moisés, y por causa de esa obediencia, Dios lo eligió como el sucesor de Moisés, para continuar el plan de Dios para Israel. El principio de la autoridad, está en la obediencia, y su fruto es un legado, una herencia que pasa de generación en generación hasta que el plan sea consumado. No entender este principio espíritual de obediencia a Dios y a sus autoridades delegadas, es quedar fuera del plan, fuera de la herencia de sus promesas. Este es el motivo, por el cual muchos hijos de Dios no están disfrutando, de la bendición de Dios, porque sigue rigiendo sus vidas por el principio de la rebeldía, esa es la ley de este mundo, pero la ley de Dios es para los entendidos, si aprendes a sujetarte a la autoridad delegada por Dios para ti, estarás sujetándose a Dios, y disfrutarás de la herencia. Josué fue un servidor, después fue un líder, y un continuador de la obra de Dios, la bendición de Dios es para los que creen y guardan su palabra, poniendo por obra sus principios.


Pastor Aldo.

Claves para la acción

Lucas 11:9-10

Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.


Jesús dijo, que para recibir hay que pedir, y hay que buscar, las claves que nos enseña Jesús en esta palabra son tres, pedir, llamar, y buscar.

La oración es dinámica, toda oración debe contener estas tres claves. Podemos decir que la oración tiene que ser persistente, seguir a Jesús es cuestión de persistencia, abnegación, sacrificio y constancia. No podemos ir a Jesús con una actitud, pasiva, estática, dejar que las cosas sucedan y pensar que eso es lo que Dios quiere para nosotros. Tenemos que insistir, Dios espera que seamos persistentes en la búsqueda, no solo de las peticiones, si no también de su presencia.

Las cosas que nos pertenecen, sus promesas y su voluntad, están escritas en su palabra, así podemos saber qué cosas son nuestras. Hay promesa de vida eterna, de propiedad, de salud, de bendición familiar, hay promesa de una vida bendecida, hay promesa de fortaleza, y liberación de las pruebas. Y la llave para obtener toda estas cosas y lo que necesites de parte de Dios, tiene tres claves, pedir, buscar, llamar. La conclusión que nos da Jesus es lógica, es como una fórmula de acción y resultado, el que pide recibe, el que busca halla, y el que llama le será abierto. Nótese que en estas tres claves, hay revelación, pedir para "recibir", aquello que se recibe puede ser algo inmerecido, o un regalo, algo que no teníamos, un tesoro, recibir de gracia, gratuitamente sin tener que dar nada a cambio, solo la acción de pedir. Buscar y hallar, se relaciona con encontrar cosas perdidas, recuperar, encontrar tesoros escondidos, es necesario buscar. Golpea y se abrirá, tiene que ver con apertura de puertas cerradas, nuevas oportunidades, entrar en nuevas temporadas, caminar bajo cielos abiertos.

La fe es acción, y Jesus dice ora y actúa, lo que se mueve tiene vida y afecta su entorno, es tiempo de abandonar la pasividad, y comenzar a moverse, bajo las claves de las enseñanzas de Jesús. Pide, busca y golpea, te declaro una lluvia de bendición sobre tu vida.


Pastor Aldo D. Monegal

Entre luz y tinieblas

(Devocional corto)

Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo;el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Juan 8:12

Las tinieblas, son oscuridad, significan confusión, caminar sin rumbo, estar perdido, sin ver. Estar en oscuridad es andar a tientas, sin visión, es vivir engañados por la mentira. Hay pocas expectativa para los que viven en tinieblas, todos los días son grises, viven una falsa felicidad, y se refugian en pequeñas cosas que los distraen del vacío que sienten en sus corazones, por causa de las densas tinieblas de sus vidas. Jesús es la luz porque es todo lo contrario a la oscuridad, cuando vivimos en la luz, sabemos quiénes somos y hacia dónde vamos, tenemos visión para mirar hacia dónde nos dirigimos y elegir el mejor camino, que es Cristo, en todo sentido. La luz en esperanza, fe, bendición, verdadera alegría, que que tiene la luz de Cristo vive en bendición continúa, y ve un futuro glorioso para él y sus seres queridos. El que halla la luz de la vida, ya no está en tinieblas, porque fue libertado de las cadenas de la mentira, el engaño de satanás, y del yugo del temor. Jesús es la luz de la vida, hoy es el día de seguir a Jesús, porque en él está todo lo que necesites para vivir una vida de abundancia, espiritual, familiar, y eterna!

Sigue a Jesús, la luz de la vida, y se libre de la oscuridad hoy.

Pastor Aldo.

Tu ayuda

Salmo 121

1 Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?

2  Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.


Tu ayuda viene de Dios, no hay cosa natural, ni hombre que pueda darte la ayuda que estas necesitando. David dice:  "Alzare mi ojos a las montañas", como buscado ayuda de algo o alguien que esté más alto que el, en la desesperación por salir de la dificultad, buscamos lo que sea para recibir ayuda y a veces buscamos en lugares equivocados, terminamos confiando en lo que no debemos. La gente recurre al ocultismo, otros buscan ayuda de alguien que sea más fuerte, o tenga algún poder o influencia para hallar la ayuda necesaria. Pero la Biblia nos advierte : maldito el hombre que confía en el hombre, más bendito el hombre que confía en Jehová. David sabía que no contaba con una ayuda más confiable y poderosa que la de Dios, y dijo "mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra", él está diciendo: no confío en los montes no en los designios de las estrellas, yo confío en el Dios creador de los montes y las estrellas.

Tu ayuda no viene de los hombre, viene del Creador de los hombre tu Dios, tu rescate ya fue pagado en la cruz. No mires a nada que esté bajo los cielos, mira al Dios de los Cielos de el viene tu socorro y tu bendición. Es tiempo de dejar de confiar en lo terrenal, deja de confiar en tu propia fuerza y busca la ayuda que viene de lo alto. Jesús es fiel y verdadero, y no tardará en enviarte ayuda de lo alto para vos.

En este día cambia tu mirada, alza tus ojos al cielo dónde está Jesus sentado a la diestra de Dios, y tu visión se aclarara, no mires a los problemas desde abajo, elevate en el espíritu, y tus problemas se verán muy pequeños desde arriba, usa los montes para elevarte, busca ayuda de tu padre celestial, El te dará la victoria.


Pastor Aldo.

Venciendo el mal

No se dejen vencer por el mal. Al contrario, triunfen sobre el mal haciendo el bien.

Romanos 12:21


Este versículo es el final del capítulo doce de Romanos, el Apóstol Pablo da algunas directivas sobre los deberes cristianos. Habla sobre, no pagar mal, por mal, también sobre no ser orgullosos, sobre el creerse más inteligentes o superiores a los demás, habla sobre ayudar a los humildes de la congregación, sobre el respeto a los pastores; dice que no debemos vengarnos, tenemos que orar por los que se levantan contra nosotros, dice que tenemos que alegrarnos con los logros y el progreso de los demás hermanos, y que también tenemos que dolernos, con los que están tristes.

El Apóstol dice que es necesario amarse unos a otros, porque somos un cuerpo en Cristo, ademán debemos servir a Jesús y a los hermanos, Jesús dijo: "no vine para ser servido, sino para servir".

Hacer la voluntad de Dios es bueno, y genera bendición, a los que obedecen, por eso hay que esforzarse por conocer su voluntad, leyendo su palabra, buscando su presencia, recibiendo impartición, ministración de parte de los pastores, el Apóstol Pablo dice también en este capítulo de Romanos 12:2 : "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."

Tenemos que abandonar las costumbres de este mundo, tenemos que llenarnos del conocimiento de la voluntad de Dios, y cambiar maneras de pensar, de hablar de ser.

Tenemos que dejar de lado el orgullo, la altivez, el odio, dejar de ser selectivos con los hermanos y saber que estamos llamados a amarnos unos a otros, no juzgar, para no ser Juzgados, ser misericordiosos y perdonar como el Padre nos perdonó y nos perdona cada día. Ser agentes de unidad, rechazar todo lo que pueda generar división, murmuraciones, críticas, contiendas, difamaciones. Unidos a Jesus, somos un cuerpo en el siendo el mismo la cabeza. En fin es necesario que lo malo no nos venza, es preciso vencer lo malo con el bien.


Pastor. Aldo.

Jesús es luz

El pueblo que camina en oscuridad verá una gran luz. Para aquellos que viven en una tierra de densa oscuridad, brillará una luz.
Isaías 9:2

Dios no se olvida de ti , el Señor es bueno y siempre da nuevas oportunidades. Aunque hoy estés transitando por lugares oscuros, Jesús te alumbrará con su presencia, te irá a buscar para rescatarte. El profeta Isaías declara en el versículo 1 de este mismo capítulo: "Sin embargo, ese tiempo de oscuridad y de desesperación no durará para siempre."
El día se compone de luz y oscuridad, de noche y de día, la vida también tiene tiempos de oscuridad y tiempos de luz, aunque los tiempos tengan variaciones, debemos entender que Dios no cambia, el es inmutable, eterno siempre fiel y verdadero.
Creer en Jesús es saber que no importa el momento que estemos viviendo, sea bueno o malo, el está con nosotros, y esa oscuridad no durará mucho, porque el promete hacer brillar su luz sobre tí.
La Biblia dice : "aunque ande en valle de sombra y de muerte, Jehová será mi luz", esa es la fe del que confía plenamente en el Señor, no importa el tiempo que estás viviendo, Jesús es la salida, en el está tu esperanza y los que esperan el El no serán avergonzados.

Pastor. Aldo D. Monegal

Pequeños hábitos

Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.

Salmo 5:3


Orar de mañana, presentarse delante de Dios al abrir los ojos, es una acto de adoración, es decir con nuestros hechos que Él ocupa el primer lugar en nuestras vidas.

Estás actitudes, son las que cultivan nuestra relación con Dios, incorporar a nuestros hábitos la oración matutina, la oración de los alimentos, apartar un momento para leer una palabra y meditar en ella. Asistir a las reuniones, escuchar música cristiana, buscar la compañía de personas que compartan nuestra fe, nos ayuda a fortalecer nuestra vida espiritual. La oración, la palabra, las actividades cristianas, son cosas que nos ayudan a estar más en comunión con Jesus.

Estás pequeñas actitudes, generan grandes beneficios, fortalecen nuestra fe, para que estemos firmes frente a las dificultades diarias. Aleja de nosotros al enemigo espiritual, y nos convertimos en testigos de Cristo, dando gloria a Dios con nuestra vida. Si tenemos fe y confesamos con palabras que amamos a Dios, tenemos que confirmarlo con nuestros hechos, cambiar hábitos que no glorifican a Dios, cambiar formas de hablar, y de pensar.

La vida de fe debe dar fruto, y esos frutos comienzan por cambiar pequeños hábitos, como orar de mañana.


Pastor Aldo.

La certeza de la fe

Un caso de muerte repentina nos puede poner, súbitamente, ante esta pregunta  «¿Cuál  es tu úni­co consuelo, tanto en la vida como en la muerte?» El mismo Catecismo de Heildelberg,  nos da esta res­puesta: «Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la  muerte (Rom. 14:8), no me pertenezco a mí mismo (1 Cor.·6: 19), sino a mi fiel Salvador Jesucristo (1 Cor. 3:23; Tít. 2:14), que me libró de todo el poder del diablo (Heb. 2:14; 1 Jn. 3:8, Jn. 8:34- 36), satisfaciendo enteramente con su precio­sa sangre por todos mis pecados (1 Pe. 1:18-19; 1 Jn. 1:2; 2:12), y me guarda de tal manera (Jn. 6:39; 10:28; 11 Tes. 3:3; 1 Pe. 1:5) que sin la voluntad de mi Padre celestial ni un solo cabello de mi cabeza puede caer (Mt. 10:30; Le. 21:15)°, antes es necesa­rio que todas las cosas sirvan para mi salvación (Rom. 8:28). Por eso también me asegura,  por su Espíri­ tu Santo, la vida eterna (II Cor. 1:22; 5:5; Ef. 1:14; Rom. 8:16) y me hace pronto  y aparejado para vi­ vir en adelante su santa voluntad» (Ct. de Heildelberg. Dom. 1).

En esta contestación se confiesa que nuestro único consuelo es ser posesión de nuestro fiel Salvador Jesucristo.

Sin embargo, ¡con cuánta dificultad nos expresamos sobre este asunto!  Si alguna vez se pudiese hacer una encuesta acerca de la certeza de la fe, no me sorprendería que en muchos se diese más duda que certeza. ¿Cómo se­ ría esto posible? ¿Por qué falta en tantos esa go­zosa y pacífica certeza del salmista?: «Jehová es mi pastor; nada me faltará» (Sal. 23:1). ¿Cuál es la causa de que en muchos prevalezca la duda? ¿Y por qué muchos no se atreven a decir con el apóstol Pablo: «Estoy seguro de que ninguna cosa nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro»? ( Rom. 8:38-39).

Cualquiera que pueda ser el origen de ello, es­ pero estemos de acuerdo en una cosa,  a saber: que la culpa no estriba en el SEÑOR, nuestro Dios.  Sé muy bien que en círculos bastante amplios se le censura a Dios, argumentando como disculpa: «La certeza es algo que ha de dársele al hombre»; o «El hombre tiene que volver a nacer»; o «Si no soy elegido, tampoco puedo cambiar en nada.»

Con estas y otras excusas, realmente se echa la culpa a Dios de la propia duda e incertidumbre; aunque, es verdad, nadie se atreva a decirlo abier­tamente. Estaremos de acuerdo en que tal manera de hablar es impía, y que hemos de guardarnos de ella.

Cuando el Señor Jesús encuentra duda e incre­dulidad en sus discípulos, se lo recrimina, dicien­do: «¿Por qué dudaste»? (Mt. 14:31 ); o: «¿Cómo  no tenéis fe?» (Me. 4:40), o: «No seas incrédulo» (Jn. 20:27).  No; lejos de nosotros esté el poner a la cuenta del SEÑOR nuestra incredulidad, poca fe y duda. Pablo diría: ¡Eso nunca!

Tampoco tenemos que echar la culpa al diablo. No digo que el maligno no tenga intervención cuando la duda y la incredulidad se multiplican en la iglesia. Pero esto no nos exime de nuestra pro­pia culpa. ¿Por qué preferimos escuchar al padre de mentira, antes que a la ver dad de Dios? Tampoco debemos echar la culpa a la tradición, a la predicación, a la educación, a nuestra predis­ posición y a nuestro carácter.

Es verdad que todas estas cosas tienen influen­cia. Igualmente es verdad que para muchos se pueden traer a colación circunstancias atenuantes, y que el SEÑOR las tendrá en cuenta.

Hay ovejas del rebaño de Cristo, a las que se tiene enflaquecidas por una dirección y formación no escriturísticas. La responsabilidad de tales embauca­ dores y educadores es más grande que la de las ovejas, las cuales han sido de tal modo pastoreadas y ali­ mentadas que están raquíticas. Pero todo esto, sin embargo, no quita que la duda y la incredulidad nos hagan responsables ante Dios, y que sea nuestra propia culpa cuando, rodeados  por  los  tesoros de la gracia de Dios en Cristo Jesús, no sabemos si somos propiedad de El.

No disculpemos nunca la duda y la incredulidad. La duda es incredulidad.

Cuando ponemos algo en duda, es que no lo creemos. El apóstol Santiago coloca frente a fren­te la duda y la incredulidad. En el cap. 1, v. 6, es­cribe. «Pero pida (sabiduría) con fe, no dudando nada». La duda fluye de un corazón incrédulo; y la incredulidad hace a Dios mentiroso. Nadie se atreva a decir que esto último no sea pecado. Pues bien, por la misma razón nadie ha de decir que la duda y la incredulidad no sean pecado. Si dudamos, si somos de poca fe, si somos incrédulos (todo esto viene a ser lo mismo), entonces pensamos raquítica­ mente de la gracia  de Dios, nos  fiamos  muy  poco de la gracia de Dios,  y  no confiamos  en  la  gracia de Dios.

La gracia de Dios es incomensurable e incom­prensiblemente grande, y supera en gran medida a todo lo que se encuentra en el mundo de los hom­bres.

La gracia de Dios es y continúa siendo el fundamento de la salvación para el  impío.  Pero  también  lo  es para el creyente. La justificación del impío no es sim­plemente un estadio inicial del cual, más tarde, salimos a flote. Que Dios absuelve la culpa y el castigo a  los  impíos, y les dé derecho a la vida eterna, esto -digo- continúa siendo el ‘ancla del alma’ (cf. Heb. 6:9), hasta en la hora de la muerte.

El único f-undamento de la salvación es, pues, que Dios nos amó, y que Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre por los hombres pecadores,  y que  el Espíri­ tu Santo nos dio y nos da Su comunión con El por gracia. Una y otra vez hemos de  buscar  la  vida  y la salvación fuera de nosotros, es decir, en Jesucristo, por medio de la fe. Y donde esto no se verifica, allí se viene a caer siempre en el terreno pantanoso de  la duda.

Dr. H. J. Jager (UCL)

El plan B

El cristianismo moderno ha tenido una larga aventura amorosa con el concepto de que los seguidores de Jesús son personas de destino. Hay demasiados sermones como para enumerarlos cuyo mensaje ha sido que a los fieles les esperan cosas grandes, ya sea bendiciones financieras o éxito en sus relaciones y carreras. Más allá de la creencia de que Dios da materialmente a aquellos que lo aman está la idea de que no sólo los cristianos, como pueblo, son especiales. Dios ha definido un mapa de ruta para cada uno de los creyentes, para que hagan un impacto único en el mundo. ¡Fuimos hechos para algo especial!

Hablando de manera práctica, esto ha significado llegar a ser un misionero o pastor o hacer el compromiso fiel de vivir bíblicamente y cosechar los beneficios. Nada se interpondría en nuestro camino. A pesar de que el enemigo haría lo posible para hacernos descarrilar, Dios no lo permitiría.

Así que los planes se hacen a partir de los sueños. Los recursos y la energía están dirigidos a prepararnos para el plan A, nuestro “llamado” a ser el próximo Rick Warren, una súper mamá o el hombre de negocios cristiano del año. ¿Qué ocurre cuando las cosas no salen como esperábamos?

La vida está llena de desvíos inesperados, tanto para los cristianos como para aquellos que no creen. Un accidente, una enfermedad, un embarazo inesperado, un aborto espontáneo, un divorcio, una economía débil, la pérdida del empleo y el aguijón del fracaso pueden dejarnos tambaleando. ¿Qué le sucedió al mapa? ¿Dónde está la carrera que iba a dejar una marca en el mundo? ¿Cómo puede permitir Dios que esto le suceda a su plan?

Hace poco escuché al pastor y autor Pete Wilson dar una charla sobre su libro llamado Plan B. Su interpretación de la historia de José (Génesis 37–50) dio apoyo a lo que había estado pensando. El plan B es a menudo el plan A de Dios. Nuestro plan A no incluye el fracaso, tiene la cooperación y la comprensión completa de los miembros de la familia, carece de obstáculos, dolor o sufrimiento. La experiencia de José era exactamente lo opuesto.

Luego de haber sido dado por muerto por sus hermanos, tomado en servidumbre, acusado falsamente y echado a la cárcel, finalmente se halló en posición de salvar a los mismos hermanos que lo traicionaron al igual que a su país de origen. Este no era exactamente el plan A que este niño favorito había concebido para sí mismo. Cuando la situación cambió, el plan B entró en acción y José le sacó provecho al máximo, obteniendo fama para Dios en la mente del rey egipcio.

Muchos de nosotros hemos quedado destrozados por sueños hechos pedazos. Esto es lo que aprendí al recuperarme de los míos: el plan de Dios para mi vida es muy diferente del mío. El mío tenía que ver con llegar a ser más. Quería mejorar mis capacidades, conocimiento y habilidad, y ser reconocido por ellos. Lo que empezó como un deseo de servir a Dios y verlo hacer grandes cosas se convirtió en la búsqueda de que Dios me usara para hacer grandes cosas para él. Quería dejar una marca.

Esto es lo que Juan el Bautista tiene para decir sobre todo esto en Juan 3:29-31.

“Es el novio quien se casa con la novia, y el amigo del novio simplemente se alegra de poder estar al lado del novio y oír sus votos. Por lo tanto, oír que él tiene éxito me llena de alegría. Él debe tener cada vez más importancia y yo, menos. Él vino de lo alto y es superior a cualquier otro. Nosotros somos de la tierra y hablamos de cosas terrenales, pero él vino del cielo y es superior a todos.” (NTV)

La desilusión por las circunstancias de la vida puede ocurrir porque se supone que somos el amigo del novio, no el novio. Nuestro llamado no es a pelear, rasguñar y arañar en nuestro camino a ser famosos y tener impacto; en lugar de ello, tenemos simplemente que estar al lado de Dios y disfrutar de su éxito no importa a través de quién lo obtenga.

La historia de José nos dice que disfrutar el plan B de la vida y llegar a ser el amigo del novio tiene que ver con la aceptación y la fidelidad de los papeles que nos tocan. Es lo que Dios pensó para nosotros desde el principio.

Jack Radcliffe

Jesús, Dios y hombre

Jesús conoce el corazón del hombre, sus dolores físicos y sus
dificultades porque él mismo fue hombre de carne y hueso sobre la tierra. Se sentócansado junto al pozo en Sicar. Lloró sobre el sepulcro de su amigo Lázaro en Betania.
Sudó gotas de sangre en Getsemaní. Gimió de angustia en el Calvario.
Conoce la naturaleza humana
No desconoce nuestras emociones. Conoce por experiencia todo lo que se relaciona
con la naturaleza humana, exceptuando solamente el pecado.
(a) ¿Es usted pobre y necesitado? Jesús también lo era. Las zorras tienen sus cuevas y
las aves sus nidos, pero el Hijo del hombre no tuvo un lugar dónde reclinar su cabeza.
Procedía de una ciudad despreciable. Los hombres decían: “¿De Nazaret puede salir algo
de bueno?” (Jn. 1:46). Era visto como el hijo de un carpintero. Predicaba desde una barca
prestada, hizo su entrada a Jerusalén montado en una asna prestada y fue sepultado en
una tumba prestada.
(b) ¿Está usted solo en el mundo y es abandonado por aquellos que se supone
debieran amarlo? A Jesús le pasaba lo mismo. “A lo suyo vino, y los suyos no le
recibieron” (Jn. 1:11). Vino con el fin de ser un Mesías para las ovejas perdidas de la casa
de Israel, pero lo rechazaron. Los príncipes de este mundo no lo aceptaban. Los pocos
que lo seguían eran publicanos y pescadores. Y aun estos últimos, lo abandonaron al
final y fueron esparcidos cada uno a su propio lugar.
(c) ¿Es usted incomprendido, sus palabras son tergiversadas, lo calumnian y
persiguen? A Jesús le pasaba lo mismo. Lo llamaron glotón y bebedor de vino, amigo de
publicanos, samaritano, loco y hasta se atrevieron a llamarlo demonio. Lo calumniaban.
Le hacían acusaciones falsas. Le dictaron una sentencia injusta y; aunque era inocente,
fue condenado como malhechor y como tal murió en la cruz.
(d) ¿Lo tienta a usted Satanás y pone horribles sugerencias en su mente? Jesús fue
tentado de la misma manera. Satanás lo incitó a que desconfiara de la providencia
paternal de Dios. “Di que estas piedras se conviertan en pan”. Le propuso que tentara a
Dios exponiéndose a un peligro innecesario. “Échate abajo” desde el pináculo del templo.
Le sugirió que podía hacer suyos los reinos del mundo por el pequeño acto de someterse
a él. “Todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mt. 4:1-10).
(e) ¿Siente alguna vez gran agonía y algún conflicto en su mente? ¿Se siente en
tinieblas como si Dios lo hubiera abandonado? Jesús se sintió de la misma manera.
¿Quién puede describir la medida real de sus sufrimientos mentales en Getsemaní?
¿Quién puede medir la profundidad del dolor de su alma cuando exclamó: “Dios mío,
Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mt. 27:46)?
Es imposible concebir un Salvador más adecuado a las necesidades del corazón del
hombre que nuestro Señor Jesucristo; adecuado, no sólo por su poder, sino también por
su compasión; adecuado, no sólo por su divinidad, sino también por su humanidad.
Esfuércese, le ruego que grabe bien en su mente que Cristo, el refugio de las almas, es
Hombre y Dios. Hónrelo como Rey de reyes y Señor de señores; pero mientras lo hace,
no olvide nunca que tuvo un cuerpo y fue un Hombre. Aférrese a esta verdad y nunca la
suelte. El unitario descontento se equivoca por mucho cuando dice que Cristo era Hombre únicamente y no Dios. Pero no permita que ese error le haga olvidar que
mientras Cristo era plenamente Dios, era también completamente Hombre.
No haga caso al argumento infundado del católico romano que afirma que la virgen
María y los santos son más comprensivos que Cristo. Contéstele que ese argumento
surge de ignorar las Escrituras y la verdadera naturaleza de Cristo. Contéstele que no ha
aprendido lo suficiente de Cristo como para considerarlo más que un Juez austero y un
Ser al cual temer. Contéstele que los cuatro Evangelios le han enseñado a considerarlo
como el Amigo más cariñoso y comprensivo, al igual que el Salvador más poderoso y
fuerte. Contéstele que usted no quiere ningún consuelo de los santos ni de los ángeles,
ni de la virgen María ni de Gabriel, porque usted puede reposar su alma cansada en el
Hombre Cristo Jesús.

J. C. Ryle (El Señor de las Olas)